La campaña de BlackBerry para encontrar un comprador fracasó. Ahora el fabricante canadiense de smartphones orquestó una apresurada reestructuración que siembra nuevas dudas sobre su futuro.
La compañía anunció el lunes que abandonó un plan tentativo de US$4.700 millones de cerrar su capital y, en su lugar, seguirá cotizando en bolsa con una nueva cúpula ejecutiva y con una inversión de US$1.000 millones de un grupo encabezado por Fairfax Financial Holdings, uno de sus principales accionistas.
Los ejecutivos promocionaron la inversión como una forma de apuntalar a BlackBerry conforme se embarca en una nueva estrategia como una empresa de capital abierto. “Una de las cosas que estaba perjudicando a esta empresa era que llevaba un letrero que decía ‘en venta'”, afirma Prem Watsa, presidente de la junta directiva de Fairfax, que posee 10% de BlackBerry y quería retirarla de la bolsa. “El letrero de venta ya no está. Tenemos financiamiento para el largo plazo”.
No obstante, el financiamiento hace poco para mejorar la precaria condición en la que se encuentra el fabricante, a juicio tanto de los inversionistas como de los clientes.
Watsa y otros ejecutivos se abstuvieron de presentar una visión detallada sobre lo que hará BlackBerry para mantenerse a flote después de que su nueva línea de teléfonos no tuvo la acogida prevista y el efectivo de la compañía desaparece rápidamente. Pese a sus esfuerzos por disminuir costos, con reducciones de plantilla y rebajas contables del inventario que no ha vendido, algunos analistas creen que la empresa deberá hacer nuevos recortes para sobrevivir durante este período de transición.
Los inversionistas expresaron escepticismo sobre los planes de BlackBerry, lo que se reflejó en la bolsa, donde su acción cayó 16,4% el lunes a un nuevo mínimo de US$6,49, muy por debajo del precio de US$9 la acción que ofreció Fairfax en septiembre para cerrar su capital.