Una compañía familiar en una tranquila aldea suiza fabrica las máquinas automáticas para café express y capuccino que se usan en cada uno de los casi 21.000 locales de la norteamericana en todo el mundo.
En tanto Starbucks Corp. intensifica su ofensiva en China, una de sus armas poco conocidas es Thermoplan AG, que tiene su sede en las tierras de pastoreo de Weggis, un pueblo de 4.400 habitantes cercano a Lucerna, Suiza.
“Las máquinas totalmente automáticas son algo muy alemán y suizo”, explicó el máximo responsable ejecutivo Adrian Steiner, ingeniero eléctrico que trabaja en Thermoplan desde hace 17 años.
“Es un producto que está a la altura de la tecnología de esos países. Es como la industria relojera, donde se tiene de todo, desde la formación de la gente, la calidad y el valor hasta la confiabilidad”.
Con 230 empleados, Thermoplan, que exporta el 98 por ciento de sus productos, es representantiva de las pequeñas y medianas empresas suizas que confían en la producción artesanal para impulsar su negocio.
Un acuerdo de libre comercio entre Suiza y China y la creciente popularidad de los cafés cremosos en el gigante asiático -China se encamina a ser el mayor mercado de Starbucks fuera de los Estados Unidos- dan a Steiner motivos para ser optimista.
Thermoplan se suma así a compañías como los fabricantes de relojes Swatch Group AG y los productores de herramientas de precisión Mikron Holding AG, que tienen la mira puesta en hacer más negocios con Pekín y Shanghái.
El mes pasado, Starbucks anunció que planea sumar 800 nuevos locales en China y la región Asia-pacifico en el año fiscal 2015.
Crema batida
La incursión de Thermoplan en el mundo del café se remonta a tres décadas atrás, cuando fabricaba máquinas de crema batida.
Entonces, en 1999, con sólo veinte empleados, su suerte cambió con un contrato mundial exclusivo para Starbucks.
La cadena de cafeterías con sede central en Seattle había decidido reemplazar por modelos automáticos las máquinas tradicionales para café express que necesitaban baristas para preparar el café molido y calentar la leche al vapor.
Con el contrato, las máquinas de Thermoplan están en todos los locales de Starbucks, de Nueva York a París y Pekín.
El modelo básico de Thermoplan parte de los 7.000 francos (US$7.700) y las máquinas más grandes y autolimpiantes cuestan 17.000 francos. La Mastrena, que Thermoplan fabrica exclusivamente para Starbucks, se lanzó en 2008. Para hacer un capuccino, el operador sólo debe elegir entre las opciones de un menú computarizado.
“Su menor altura y facilidad de uso impulsan a los baristas a relacionarse con los clientes para una interacción y un servicio personales e inmediatos”, dijo en un correo electrónico Lisa Passe, portavoz de Starbucks.
El contrato de Thermoplan con Starbucks debe renovarse el año que viene. Ninguna de las dos compañías accedió a formular declaraciones sobre esa posibilidad.