A diario los consumidores se enfrentan a puestas en escena comerciales que generan un “mirar” determinado, por ello la vitrina debe ser uno de los principales estímulos para la futura compra.
La exhibición comercial de los productos y propuestas de servicios, a través del armado de las vitrinas, junto a diversos elementos decorativos, escenográficos, soportes, reforzados con gráficas y textos publicitarios, debe responder a criterios de estrategia de identidad de marca.
Este primer estimulo visual a través de los escaparates o espacios iniciales de contacto debe ser tan potente a nivel sensorial y actitudinal a fin de cumplir con el objetivo siguiente: “el entrar”.
En este proceso, la vitrina juega un papel vital y eficaz para atraer tráfico a nuestro local, por lo que deben utilizar mucha creatividad al diseñarla. Tienen que pensar en la tienda como una unidad completa y preparar estrategias efectivas que pueden convertir a los espectadores en clientes.
La vitrina es sin duda alguna la tarjeta de presentación que entrega el establecimiento a sus clientes potenciales y los transeúntes, quienes deben recibir su mensaje en apenas unos segundos. Por tanto, la información contenida en él debe ser un buen resumen de lo que va encontrar dentro de la tienda.
Un recurso muy acertado es relacionar el establecimiento con el lugar y contexto en que se sitúa. En este sentido la vitrina puede variar dependiendo de las posibilidades estéticas que ofrezcan la ciudad o barrio en que se encuentre. También se pueden tener en cuenta acontecimientos sociales o fechas señaladas, como fiestas patrias o navidades.
No obstante, no hay que perder la perspectiva y tener claro que los fines del escaparate son puramente comerciales y no artísticos. Lo que significa que no necesariamente lo que se ve estéticamente bien es necesariamente lo que más vende.
Principio AIDA
Las últimas tendencias respecto a vitrinas sugieren algunos puntos para tener en cuenta al momento de realizar una: El principio “AIDA“.
La importancia del escaparate y en general de los exhibidores aumenta cuando los productos de la tienda no son de primera necesidad. En estos y en todos los casos, el escaparate de éxito debe cumplir el denominado “principio AIDA“: atraer la Atención del consumidor; despertar su Interés, crearle un Deseo de compra y provocar una Acción de entrada al establecimiento.
Por ese motivo, para preparar una vitrina se debe hacer un plan en el cual deben colaborar el vitrinista y el dueño del local. No solo son importantes las materias relacionadas con el arte de presentar, sino que nunca se deben olvidar aspectos de mercadeo, basado en la orientación al cliente.
Una buena vitrina tiene que estar correctamente distribuida, iluminada de día y de noche, con un buen fondo para que guarde la intimidad y no se pierdan las imágenes. Una cuidada combinación del color es fundamental.
Asimismo, la iluminación tampoco se puede dejar al azar; para mejorar este aspecto se puede valer de múltiples técnicas, como emplear focos adicionales para resaltar algún producto de los expuestos. La idea es animar, creando una ambientación interesante y distintiva.