Earving “Magic” Johnson ganó a lo largo de su carrera cinco campeonatos nacionales de baloncesto con Los Angeles Lakers y una medalla de oro con “El Dream Team” en las Olimpiadas de 1992, en Barcelona. Pero su dominio del juego no le sirvió de mucha ayuda cuando salió en busca de inversores que apoyaran su primera iniciativa comercial. “Todos querían mi autógrafo, pero nadie estaba dispuesto a invertir en mi proyecto. Me rechazaron diez veces antes de que alguien dijera ‘sí’. ¿Saben lo que me decían? Que yo era un excelente atleta, sólo eso”, dijo Johnson durante una reciente charla en Wharton.
Magic, el hombre de negocios, no era el único obstáculo a la propuesta del ex-campeón. Los inversores dudaban también de que alguien pudiera ganar dinero con cines y restaurantes de calidad en los barrios del centro de las ciudades [más modestos]. En los últimos 20 años, sin embargo, Johnson ha demostrado que también era bueno en otras cosas, y no sólo en el baloncesto. Magic Johnson Enterprises, de Beverly Hills, en California, posee o controla gimnasios, tiendas de Starbucks, Burger King, cines y otros negocios en 85 ciudades de 21 estados. Su fondo de inversión Canyon-Johnson está detrás de proyectos de revitalización urbana por valor de US$ 4.000 millones, que tuvieron como resultado la creación de 4,2 millones de metros cuadrados dedicados al comercio minorista y el comercio en general.
Johnson atribuye su éxito al hecho de contar con un plan concreto de negocios que era su pasión, y también a la capacidad de ayudar a sus socios a descubrir el potencial de los barrios habitados sobre todo por afroamericanos y latinos. “Hay que llamar a la puerta de empresas que tengan la misma mentalidad, que compartan tu pasión”, dijo Johnson. “En Nueva York, puedo llevar a los inversores a Harlem, al Bronx, puedo llevarlos a Los Ángeles, a la zona sur de Chicago. Es necesario descubrir una manera de tocar su corazón y su alma”.
Bizcocho y tarta de batata
Cuando Johnson estaba intentando asociarse con Starbucks, en los años 90, le dijo al consejero delegado Howard Schultz que “el crecimiento de su empresa tendría lugar en el área urbana de EEUU. Él ya tenía cafeterías en todas las calles y a ambos lados de ellas”. Pero su reunión con el consejo de la empresa no fue suficiente para cerrar el negocio. Entonces invitó a Schultz para que fuera con él a una de las sesiones nocturnas de sus cines. La visita coincidió con el día del estreno de Waiting to exhale, la nueva película de Whitney Houston. La entrada y la sala de proyección del cine estaban llenas. “En la sala más grande, había 500 mujeres. De pronto, todas ellas creían que conocían a Whitney Houston personalmente y comenzaron a hablarle a la pantalla”, recuerda Johnson. “Entonces, Howard me cogió del brazo después de 20 minutos y me dijo: ‘Earvin, nunca he estado en una sesión de cine como ésta’. ¿Adivinen lo que sucedió? Conseguí el contrato que quería”.
Frapuccinos, lattes y Pike Place Roast forman parte de la carta de las cafeterías de Starbucks de Johnson, pero hay diferencias sutiles entre las suyas y las demás cafeterías de la cadena. En vez de clásicos del jazz y música suave, lo que se escucha allí es R&B. Hay espacio suficiente para que se celebren reuniones de la comunidad y de grupos religiosos, además de espacios donde los vecinos pueden colgar anuncios, noticias y eventos que tienen lugar en el barrio. “Las personas decían que de ninguna manera los latinos y afroamericanos pagarían US$ 3 por una taza de café. Sí, ellos pagan, pero no comen lo que se sirve en las cafeterías de la cadena”, dijo Johnson. “Tuve que quitar ciertos productos y sustituirlos por otros (como bizcochos, tarta Sock it to me y tarta de batata), cosas más adecuadas para el consumidor urbano. Es necesario conocer al cliente y conversar con él diariamente”.
La idea de concentrarse en los barrios del centro de las ciudades fue algo que se le ocurrió a Johnson cuando aún jugaba al baloncesto. Con el éxito conquistado en los campeonatos de EEUU en su etapa universitaria, y después en la NBA, Johnson se acuerda de que cuando volvía a casa se veía rodeado de barrios de tiendas degradadas donde los habitantes tenían que recorrer grandes distancias para comprar o comer en tiendas de cadenas que preferían instalarse en barrios residenciales más acaudalados. “La mayor parte de las personas que tienen negocios en las áreas del centro de las ciudades americanas no viven allí. Lo que hacen es tomar las ganancias obtenidas en la zona y llevarlas a sus comunidades, donde gastan la renta disponible. Tenemos problemas en nuestras comunidades porque no somos los dueños de los negocios que están instalados allí”, dijo Johnson. “Ahora que hemos puesto un Starbucks en esas zonas, esas mismas personas del barrio gastan más en las pequeñas tiendas cercanas, lo que aumenta el movimiento en el lugar. Ahora las tiendas del barrio ya no necesitan cerrar sus puertas, porque las personas están gastando dinero en ellas”.
Además de la asociación con Starbucks, en 1998, Magic Johnson Enterprises también llevó a cabo acuerdos para la apertura de restaurantes de la cadena T.G.I. Friday’s y gimnasios abiertos 24 horas en mercados específicos. En 2008, la empresa se asoció con Best Buy con el objetivo de ayudar a la cadena de electrónica a expandirse en áreas urbanas y a fortalecer el atractivo que tiene entre la clientela multicultural. Un acuerdo llevado a cabo con Sodexo, empresa del segmento de servicios alimenticios, prevé, entre otras cosas, contratos de alimentación para los trabajadores de Toyota, John Deere y Disneyland. En otras palabras, esto significa que “Mickey Mouse y el resto de gente comen mi comida”, dijo Johnson sonriendo.
Las inversiones de Johnson son controlados por medio de una asociación con Bobby Turner, socio-gerente de Canyon Capital, compañía de asset management [gestión de activos] de Los Ángeles. En el transcurso de dos años, desde 1998, el fondo Canyon-Johnson Investment recaudó inicialmente US$ 300 millones. Johnson, sin embargo, dijo que obtuvo un retorno del 30% sobre el montante inicial del fondo y que necesitó menos tiempo para llegar a US$ 600 millones en un esfuerzo posterior. “Los retornos lo son todo, y cuando obtuvimos un porcentaje del 30% sobre el capital gastado en los barrios del centro de las ciudades americanas, donde nadie quería invertir inicialmente, fue extraordinario”, observó Johnson. “Cerramos el año con US$ 1.000 millones en caja. Fue necesario un año porque la economía no estaba nada bien […] Hay muchos negocios por ahí, pero negocios muy malos”.
El apodo
Johnson se jubiló de la NBA en 1991 después de anunciar que había contraído el VIH. Su empresa tiene también un contrato de asociación con los laboratorios Abbott para la realización de eventos educativos en los que se ofrecen análisis gratis en ciudades con índices elevados de VIH. La unidad sin ánimo de lucro de la empresa, Magic Johnson Foundation, organiza ferias de trabajo, gestiona centros comunitarios donde las personas aprenden a actuar con autonomía y ofrece becas universitarias para estudiantes de bachillerato. “Ha habido gente que ha ganado millones, por lo tanto no estamos haciendo algo que alguien no haya hecho anteriormente”, dijo Johnson, cuyo patrimonio neto está estimado en cerca de US$ 500 millones en 2008, según un reportaje de Los Angeles Times. “¿Pero es posible salvar y tocar la vida de alguien? ¿Es posible ayudar a que resurja una comunidad? Eso no se ha hecho antes. Uno se puede diferenciar de los demás si hace algo parecido, y por eso amo a lo que me dedico”.
Nacido en una familia con diez hijos, y criado “en la pobreza” en Lansing, en el estado de Michigan, Johnson llegaba a casa tarde después de los entrenamientos y no había nada para cenar, porque sus hermanos ya habían comido todo lo que su madre había preparado. Destacado atleta en el bachillerato, un columnista del periódico local le puso su apodo y lideró la victoria del Estado en el campeonato de la NCAA de 1979. Como base de los Lakers, Johnson ganó tres veces el premio al MVP (jugador destacado), jugó nueve veces en las finales de la NBA, en 12 partidos All-Star y conserva hasta el día de hoy el récord de asistencias por partido. Él es el único jugador de baloncesto que ha vencido en los campeonatos escolares, en la universidad y en los niveles profesional y olímpico. Con tanto éxito, uno se siente con la responsabilidad de devolver algo a la sociedad, dijo Johnson.
“Cuando andaba por las calle en mi juventud, sabía que si giraba a la izquierda me encontraría con problemas. Cada vez que yo llegaba a aquella calle, me decían: ‘tienes que tomar ese camino. Tienes que girar a la derecha. Así que yo hacía lo que me decían’, dijo Johnson. “Piense en todos los jugadores y presentadores de color, a ellos también alguien les dijo un día que giraran a la derecha. Entonces, ¿por qué no volver? […] Es necesario volver y ayudar. Si se consigue ayudar a diez personas, ellas van a ayudar a otras diez, etc. Con eso, la comunidad cambia”.