Panasonic decidió cerrar su última fábrica de televisores con pantalla de plasma, y ello marca un hito importante en la lenta muerte de esa industria en Japón, un sector que fue el orgullo del ascenso del país en la posguerra. En la era dorada que comenzó en la década de 1970, los fabricantes de televisores del país llevaban tecnología punta pero asequible, y marcas como Sony, Trinitron y Panasonic entraron en los hogares de todo Occidente a expensas de rivales estadounidenses y europeos.
Pero tras dominar el negocio durante mucho tiempo, compañías como Sony, Sharp y Panasonic han tardado menos de una década en caer en pérdidas profundas, pasando a una segunda categoría frente a una nueva categoría de rivales ágiles como la coreana Samsung Electronics. Panasonic, con sede en Osaka, se retirará del negocio de los televisores de plasma en marzo de 2014, dijeron el miércoles a Reuters fuentes familiarizadas con la situación. La noticia fue adelantada primero por el periódico de negocios Nikkei.
El final ha llegado mucho antes de lo esperado, subrayando la determinación del presidente de la compañía Kazuhiro Tsuga de erradicar las operaciones débiles mientras se centra en productos de mayor margen para poner fin a años de pérdidas en el grupo de electrónica para el consumidor. Todo lo que quedará de la fabricación de televisores en Japón serán tres plantas de pantallas de cristal líquido (LCD), siendo una de Sharp propiedad parcial de operadores extranjeros. También se conservarán unas pocas plantas de montaje. Las reconocidas marcas japonesas Toshiba y Hitachi están subcontratando la mayor parte de sus equipos a otros fabricantes.
Al igual que las compañías estadounidenses y europeas a las que vencieron décadas atrás, los japoneses pueden atribuir su destino tanto a los competidores hambrientos como a sus propias equivocaciones. “No fue sólo el fracaso de las compañías japoneses. Fue también que los rivales se pusieron al día con bastante rapidez”, dijo Kun Soo Lee, analista en una empresa de investigación de la industria IHS iSuupli. “Las compañías japonesas eran probablemente un poco sentimentales, subestimaron a sus rivales y no crearon una estrategia competitiva”, señaló.
La caída en el negocio de televisores de Japón se produce en momentos en que la industria se enfrenta a un momento crucial: cómo hacer frente a que los consumidores de todo el mundo usen las pantallas de sus ordenadores, portátiles y tabletas para ver en ellas más emisiones y contenido de medios de comunicación.