Antes los escaparates representaban una estrategia predilecta de los minoristas para generar mayor número de ventas, ahora, estos estarían convirtiéndose en teatros emotivos diseñados para enriquecer la experiencia de compra y hacerla más memorable.
“Si bien el principal propósito del escaparate era detener y atraer al cliente a que entre a la tienda, hoy en día, su concepto ha evolucionado tanto como la percepción humana, pues lo que está buscando es ser una herramienta científica interactiva que se presenta como un espejo de la vida cotidiana de una persona”, indicó el director general del centro de investigación científica sobre el comportamiento humano Insighter, Jorge Toledo-Chacón.
Para Toledo, todo tiene que ver con las reacciones humanas frente a los productos, el cual tendría 3 efectos psicológicos y emocionales la conexión de ambas:
El primero, es que al tocar el escaparate, el consumidor tiene la necesidad de poseer, conseguir o explorar más allá de lo que está viendo. Es la urgencia de sentir el objeto tras vitrina.
El segundo, tiene que ver con el detenerse, agacharse o retroceder frente al escaparate. Ello indicaría que la persona tiene la intriga o curiosidad de conocer más sobre el producto y por eso se atreverá a entrar al local.
Finalmente, el tercero y máximo efecto que el escaparate puede provocar es el de sacarse una foto o selfie. “Es como una urgencia de registrar el momento y que la experiencia perdure”, señaló Toledo.
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De otro lado, para la arquitecta Titina Castro, “las tiendas deben convertirse en cápsulas en donde se vivan experiencias singulares en su interior”.
“Los comerciantes aseguran que los productos que se exhiben en los escaparates se venden un 23 % más que otros. Sin embargo, la vidriera podría hacer mucho más por una marca o local”, afirmó Castro.
Según la especialista en temas de escaparatismo, hay 3 tipos de modelos de escaparates: el puramente comercial, el temático y el conceptual.
“El más potente sin duda es el conceptual, pues te invita a imaginar la escena en tu cabeza. Un ejemplo que vi es el escaparate de una ferretería en la que combinó una imagen de Madrid con las herramientas que hubieran sido necesarias para construirla”, alegó la arquitecta.
Asimismo, otro ejemplo de marcas peruanas que vienen innovando su negocio a través de sus escaparates son las firmas de moda Exit y Kuna.
“Exit arma situaciones cotidianas y divertidas que muchas veces se vuelven virales. Una vez colocaron una pareja de maniquíes besándose y su afluencia de público al interior del establecimiento alcanzó más del 186 %. En esa misma escena, las ventas de las prendas que fueron colocados de manera natural sobre un mueble se duplicaron. La presentación del producto en un ambiente creíble, sin inhibición y cotidiano mejoró las ventas de su target, mujeres entre 17 y 23 años”, dijo Toledo.
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Para el director general de Insighter, la teatralidad de los escaparates está ganando más espacio.
“La revalorización de las vidrieras y las tiendas se debe a que la tecnología está profundizando la incredulidad en el ser humano y creando carencias afectivas. Ello permite a que el escaparate se convierta en una especie de embajador de experiencia memorable”, expresó el directivo.
El futuro de los escaparates, según Toledo, será el de convertirse en puentes de comunicación entre el inconsciente humano y la promesa de valor de las marcas, un puente que no tendrá filtros, ni podrá ser manipulado.
“Será un mundo donde las personas exijan a las firmas de que se adapten a su forma de vivir, pensar y sentir. Las tiendas en el futuro deberán hablar menos de precios y más de cómo sus productos se adaptan al estilo de vida de sus clientes”, aseveró el director general de Insighter.
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