Durante muchos años, los comercios utilizaron sistemas rudimentarios de célula fotoeléctrica —rayos láser en sus puntos de ingreso— para contabilizar a la gente que entraba y salía.
Recientemente los retailers han comenzado a seguir a sus clientes dentro de sus locales, informa Nick Pompa, de la estadounidense ShopperTrak, cuyo trabajo con más de 2,100 clientes en todo el mundo, incluyendo malls en Las Vegas y Liverpool, la convierte en una gigante del rubro, según indica The Economist Newspaper.
Dado que las compras de smartphones están en aumento, el mercado para rastrear teléfonos bajo techo podría quintuplicarse para el 2021 hasta alcanzar US$ 23,000 millones, según estima la investigadora Research and Markets.
Un minorista podría tener una mejor percepción sobre qué secciones son las mejores promoviendo productos —todo sin saber nada de los compradores, excepto dónde los llevan sus pies—.
Si además de ello, si las tiendas también pueden persuadir a sus clientes a revelar información personal, su rentabilidad aumentará.
Alrededor de 200,000 comercios alrededor del mundo ya poseen sistemas para rastrear móviles, incluyendo wifi gratuito, de acuerdo con la investigadora ABI Research.
Los términos y condiciones para el uso de wifi —que con frecuencia son pasados por alto— permiten a las tiendas visualizar el historial de búsquedas online del comprador, así como rastrear su ubicación.
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Esto puede abrir una “mina de oro” de data, puntualiza Dan Thornton, de la proveedora de redes Hughes Europe.
Actualmente, las tecnologías de rastreo son ingeniosas. Algunas envían códigos a las cámaras de los smartphones con destellos de luz a través de luces LED; otras, como la startup IndoorAtlas, monitorean cómo los dispositivos alteran el campo electromagnético de una tienda.
Sin embargo, la velocidad con que se llegará a un mundo en el que una tienda pueda dar la bienvenida a cada cliente ha sido mucho más lenta de lo esperado, refiere Tim Denison, de la firma británica Ipsos Retail Performance.
Aunque algunos minoristas más osados ya lo utilizan para colocar publicidad extremadamente personal y en tiempo real en los teléfonos de sus clientes. Mientras que ciertas compañías europeas están preocupadas en particular por el riesgo de que al hacerlo puedan generar una reacción en contra del público, por cuestiones de privacidad.
Pero tales inquietudes podrían desaparecer pronto. Apple y Google han ganado mucha experiencia en la tecnología de localización bajo techo y, para Patrick Connolly, de ABI Research, es claro que planean lanzar una “bomba” en el sector minorista.
En estos momentos, un iPhone o un teléfono con sistema operativo Android puede dirigir a su dueño a las tiendas, pero no dentro de ellas. Eso se debe a que las señales de satélite GPS rebotan en las paredes, privando al smartphone de lo que necesita para localizarse a sí mismo.
Actualmente, las compañías están comenzando a ofrecer servicios de localización bajo techo a los minoristas que ya usan sensores de movimiento instalados en móviles.
Estos dispositivos pueden ver dónde están sus dueños y hacia dónde se desplazan, utilizando un mapa de wifi existente o señales de radiofrecuencia, de modo que esas tiendas no tendrán que instalar sistemas para rastrear los teléfonos de sus clientes.
Alrededor de un tercio de las cien mayores tiendas estadounidenses está experimentando con alguna tecnología de mapeo, de Google o Apple, indica Nathan Pettyjohn, de Aisle411, otra firma que presta servicios de posicionamiento en interiores.