Con una séptima parte de los locales vacíos en los centros comerciales y urbanos del Reino Unido, los comerciantes británicos están llenando los espacios con locales temporales para tratar de salvar un año difícil.
El nivel más alto de desocupación en más de doce meses significa que hay abundante espacio para las llamadas ‘tiendas pop-up’, que suelen funcionar durante unas pocas semanas o meses específicos.
Maureen Hinton, directora de venta minorista de Verdict Research en Londres, dijo que “existe esa oportunidad porque hay mucho espacio disponible”. La cantidad de comercios temporales está “aumentando decididamente”, agregó, sin dar una estimación.
Tras un año de deterioro de la confianza de los consumidores y caída de ingresos, los comercios necesitan más que nunca un aumento de las ventas para las fiestas de fin de año, cuando los minoristas de algunos sectores pueden realizar más de un tercio de sus ventas anuales.
Las tiendas pop-up, que han dejado de ser solo un recurso publicitario, dan a los minoristas la oportunidad de poner la punta del pie en el mercado sin comprometerse a pagar un alquiler más largo.
Aunque algunos deciden quedarse una vez vencido el plazo fijado, otros empacan sus productos y disfrutan de las ventas de corto plazo.
El fenómeno se está extendiendo y comercios de este tipo han aparecido en el aeropuerto de Heathrow y dentro de los almacenes Selfridges.
Los locales pop-up “surgen en mayor número en ocasión de los acontecimientos estacionales, y Navidad es el más importante”, explicó Neil Mason, responsable de investigación minorista de Mintel International en Londres.
Para Hobbs, empresa de capital cerrado, tratará de agregar cuatro en los días previos a Navidad luego de convertir su primer pop-up –el ubicado en el mercado Spitalfields de Londres- en un local permanente.
El espacio adicional “nos permite elevar el perfil de la marca en una época importante”, dice una ejecutiva de Hobbs, Nicky Dulieu.