¿Quién no se ha sentido a gusto en una tienda debido a una correcta iluminación? El efecto de la luz transforma la compra en una experiencia emocional, además de incrementar su éxito.
Por ejemplo, la luz blanca cálida con un toque rojo hace más atractiva la carne y la luz blanca nítida refuerza el aspecto fresco de las verduras. Con una luz adecuada, además de ahorrar (el 40% de los gastos de una tienda figuran en la factura eléctrica), podemos incentivar las compras. Una iluminación de acento, como la que es utilizada en la cabecera de las góndolas en los supermercados, puede ayudar a localizar las zonas que más importan o productos nuevos. Por otro lado, la iluminación dinámica genera la curiosidad del consumidor, animándolo a realizar una compra.
De acuerdo con una investigación sobre “La buena iluminación: Tiendas y Áreas Comerciales” de ANFALUM (Asociación nacional de Fabricantes de Iluminación de España), la iluminación convierte la compra en una experiencia emocional e incrementa su éxito. Las tiendas que aprovechen el efecto favorecedor de la iluminación para las ventas y aquellas que, ya en el diseño inicial y proyecto, tienen en cuenta las prestaciones de la instalación de iluminación (rendimiento, confort y ambiente visual) lograrán tener ventajas decisivas en competitividad y costos.
El ser humano percibe cerca del 80% de todas las informaciones a través de los ojos y la iluminación influye decisivamente en su estado de ánimo. Así, también el color junto a la luz es uno de los medios más firmes para atraer, crear ambiente, guiar al cliente y estimular la venta.
“La gran flexibilidad de la iluminación dinámica permite adaptar la luz a los productos e incluso a las estaciones del año, muy útil en el sector de la moda, ya que el cliente puede ver la prenda con luz muy parecida a la del día natural en curso”, explica Rafael Barón, presidente de ANFALUM.