Abercrombie & Fitch proyecta una reorientación de su negocio, elevando el posicionamiento de su marca principal y acercando al público más joven su segunda marca, Hollister.
El primer paso del reposicionamiento de Abercrombie & Fitch será intentar recuperar a su público inicial, que ha madurado con los años, por lo que se ha propuesto atraer a un consumidor de una edad superior. El perfil del nuevo cliente de la marca es universitario, y tiene un nivel adquisitivo mayor.
El grupo ya probó suerte con este perfil de público a mediados de la década pasada, con el lanzamiento de la marca Ruehl 925, inspirada en el Greenwich Village de Nueva York y dirigida al público universitario. Ruehl 925, con un precio medio superior al de Abercrombie & Fitch, dejó de operar en 2010, tras cerrar todos sus establecimientos.
Por ello, en los últimos meses, la compañía ha reorganizado su cúpula directiva mientras veía cómo sus ventas se reducían casi un 9%, prescindiendo de su cadena de moda íntima Gilly Hicks.
“Estamos intentando diferenciar aún más las dos marcas con las que contamos en el mercado actualmente, Abercrombie & Fitch y Hollister”, ha explicado Jonathan Ramsden, director de operaciones y director financiero del grupo.
Con Hollister, el grupo estadounidense planea focalizar su estrategia en los precios, ajustándolos al poder adquisitivo de sus consumidores, y tener una rápida respuesta a las tendencias que marcan el mercado, un nicho cubierto en Estados Unidos por cadenas como Forever 21.
Para ejecutar este giro en su estrategia, Abercrombie & Fitch ha llevado a cabo una reorganización de su cúpula directiva en los últimos meses.
El cambio de estrategia del grupo se debe a la solicitud de algunos accionistas de Abercrombie, entre ellos Engaged Capital LLC, que expusieron su desconformidad con la gestión que estaba llevando a cabo Jeffries.
Los accionistas han solicitado un cambio de estrategia al ser testigos del pinchazo que Abercrombie & Fitch ha experimentado en su cuenta de resultados. Otra de las posibilidades que tanteaban los principales accionistas era la venta del grupo.
En 2013, la compañía ha registrado una caída en su beneficio del 79,6%, hasta los US$54,6 millones de dólares. En cuanto a la facturación, Abercrombie & Fitch ha cerrado el ejercicio 2013 (concluido el pasado febrero) con ventas de US$4.117 millones de dólares, lo que supone un descenso del 9% respecto a los más de US$ 4.500 millones de dólares de 2012.