El escándalo generado por el uso del programa de espionaje Pegasus ha tocado a El Corte Inglés, el famoso retailer español. Un Juzgado de Madrid abrió un proceso contra el antiguo presidente del conglomerado, Dimas Gimeno, por haber recurrido, presuntamente, a este software israelí para impulsar un espionaje masivo en plena guerra por la herencia de la firma.
Mucho antes de que se conociera el espionaje del Centro Nacional de Inteligencia español con Pegasus, tres personas del entorno del fallecido presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, alertaron en los tribunales del uso de este programa en una de las principales empresas del país ibérico.
La querella se interpuso en diciembre contra Dimas Gimeno, su hermano Miguel Ángel Gimeno y la madre de ambos, María Antonia Álvarez, por delitos de pertenencia a organización criminal, extorsión y revelación de secretos.
El escrito narra una historia de espionaje empresarial al más alto nivel. Los querellantes sostienen que la hermana y los sobrinos del fundador de El Corte Inglés impulsaron una campaña a inicios de 2018 con el fin de espiar los movimientos no solo de su entorno más cercano, sino también de consejeros de estos grandes almacenes, jueces y fiscales.
Expresidente de El Corte Inglés se defiende
Preguntado por este asunto, Dimas Gimeno negó “categóricamente” los hecho y sostiene que ni contrató ni ordenó contratar este sistema de espionaje durante su mandato.
La querella, por su parte, relata que Dimas Gimeno, entonces presidente de la compañía, mantenía una batalla abierta con las hijas adoptivas de Isidoro Álvarez que pronto saltó al terreno judicial.
Los hechos se remontan a comienzos de 2018. Entonces esta rama de la familia acudió a los denunciantes para relatarles que las herederas del emporio querían hacerse con el control. Ante la amenaza que ello suponía, les pidieron respaldo en todas las acciones judiciales que fueran presentando en los juzgados. “Cuantas más querellas y demandas, mejor”, expusieron.
Espionaje y engaños en El Corte Inglés
Entonces se dio un encuentro en el que Miguel Ángel Gimeno les explicó que su hermano había contratado “una agencia de espionaje internacional” y necesitaba comprobar que sus teléfonos no los había intervenido el jefe de seguridad de la firma, Juan Carlos Fernández Cernuda.
Bajo ese pretexto, los convencieron para que les dejaran manipular sus teléfonos y así comprobar si estaban “limpios”. Fue entonces cuando les introdujeron unas claves en sus móviles que arrojaron una serie de códigos. “Raudo y veloz” Miguel Ángel Gimeno los fotografió.
La querella relata que horas después les llamaron para explicarles que habían analizado los teléfonos y que no estaban infectados Lo que no les contaron es que les clonaron todo el contenido. Pero de eso se enteraron mucho tiempo después, según relatan en la querella, en la que aseguran que sintieron “impotencia y horror”.
Con todo, según razonan, los hechos trascienden a los tres denunciantes. “No se ciñeron únicamente a vigilar los que consideraban enemigos (miembros del Consejo de Administración y altos directivos de El Corte Inglés, jueces fiscales…) sino que también decidieron controlar e intimidar a las personas que les estaban ayudando en sus acciones judiciales o trabajaban para ellos”, reza el escrito. De hecho, no se descarta que, de admitirse a trámite la querella, se sumen más presuntos perjudicados.
Usaron el espionaje para extorsionar
Con el tiempo descubrieron que lo que pretendía Dimas no era frenar el intento de Marta y Cristina Álvarez de echarlo del Consejo Directivo, sino obtener “el mayor importe posible” con la venta de sus acciones de IASA (sociedad familiar en la que el fallecido Isidoro Álvarez repartió la herencia familiar).
Para ello, no solo espiaron a los cercanos sino que también habrían contratado los servicios de NSO Group (firma que comercializa el programa Pegasus). Al respecto dicen que este hecho “queda acreditado” a tenor de toda la documentación aportada con esta querella.
Del mismo modo mencionan a una reunión que se dio en mayo de ese año en la que uno de los querellantes vio como María Antonia Álvarez, la hermana del fundador de El Corte Inglés, sacó “un gran fajo de dinero su bolso” y se lo entregó a su hijo.
Según dijo, ese dinero iba para “pagar a los espías contratados”. También escuchó que los querellados tenían información sobre los miembros del Consejo, fotos de relaciones extramatrimoniales de los espiados y conversaciones “de los consejeros más longevos comprometidas sobre el testamento”.
La querella sostiene que Dimas Gimeno quería utilizar todo ese material “con la finalidad de extorsionar a cuantos más miembros del Consejo” y no ser cesado de la presidencia. El objetivo de esta rama familiar sería conseguir convencer a las hermanas Álvarez para que compraran su parte de las acciones o bien el voto a favor en el Consejo de Administración.
Esta segunda opción nunca se materializó ya que el empresario terminó siendo cesado en junio de 2018. El conflicto familiar se zanjó tiempo después, en enero de 2021. Gimeno selló un acuerdo de venta con las hermanas que vino acompañado del fin de la guerra judicial.
El caso aún no está cerrado
Sin embargo, ese turbio episodio todavía no se ha cerrado para algunos de los afectados por estos hechos que sostienen que Dimas Gimeno, su hermano y su madre cometieron delito de extorsión, revelación de secretos y pertenencia a organización criminal.
“Siempre actuaron como un grupo organizado. María Antonia Álvarez actuaba como cabecilla y era quien daba las órdenes, pues ninguno de sus hijos actuaba sin su consentimiento. Los roles estaban muy definidos”, alegan.