Que Amazon tiene políticas empresariales, como poco, cuestionables no es una novedad. Pero los límites a los que llega, y a los que lleva a sus empleados, siguen siendo sorprendentes. La última, crear videojuegos para que los empleados compitan entre sí por ver quién hace más tareas lo más rápido posible.
Semejante práctica distópica que parece sacada de una novela de ciencia ficción ya se aplica en los almacenes de al menos 20 estados de Estados Unidos y el fin último no es que los empleados se diviertan jugando, sino que aumenten su productividad a través de la llamada ‘gamificación’.
Según publican en The Information, Amazon ha empezado a expandir este tipo de videojuego para que las tareas repetitivas en sus almacenes se realicen con una mayor velocidad. De momento, son opcionales y son los trabajadores quienes deciden si participan en ellos o no, si bien Amazon les ha animado a hacerlo ya en varias ocasiones.
Uno de los empleados que ha utilizado estos videojuegos asegura que le recuerdan a Black Mirror, la popular serie de Netflix sobre distopías tecnológicas.
Es importante señalar que los empleados no reciben ninguna clase de recompensa material como tal por jugar ni por ganar, sino una especie de fichas de feria que se consiguen jugando y quedando en las más altas posiciones de la lista de jugadores. Estas luego se pueden cambiar luego por recompensas digitales o algunos productos de la tienda de merchandising de Amazon.
Un representante de la compañía, según publica The Information, asegura que “los empleados nos han dicho que disfrutan teniendo la opción de unirse a estos juegos en su estación de trabajo” y que “pueden jugar anónimamente o no jugar, la decisión la toman ellos”.
De momento hay seis videojuegos disponibles y, según publican en The Washington Post, tienen nombres como MissionRacer, PicksinSpace, Dragon Duel o CastleCrafter.
En el pasado, se ha criticado e investigado los límites a los que Amazon está dispuesta a llegar a la hora de forzar la mayor productividad posible de sus empleados de almacenes y han sido denunciados por impedir el uso del baño o la posibilidad de hacer descansos en sus jornadas, que a menudo superan las 10 horas y, dada la naturaleza de los almacenes, pueden terminar con decenas de kilómetros andados cada día por los empleados.