¿Dónde acaban los producto que se devuelven a Amazon? ¿Qué pasa con los que no se venden? Según una reciente investigación del programa de televisión británico ITV News, el gigante del comercio electrónico “destruye millones” de esos productos cada año en sus almacenes.
La revelación es sorprendente pero no nueva, y ya en el pasado aparecieron informes que mostraban ese mismo tipo de procesos de destrucción masiva de productos en Francia, Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, donde hace algunos meses Greenpeace volvió a denunciar estas prácticas.
Millones de productos destruidos al año
Un exempleado de Amazon con el pseudónimo de ‘Peter’ fue entrevistado por ITV News para denunciar estas prácticas. Según este medio, Peter llevaba meses documentando “la increíble cantidad de existencias no deseadas que van a parar a plantas de reciclaje o a vertederos”.
Esos procesos se muestran en fotos y vídeos en su celular en los que se ve cómo hay televisores, portátiles, máquinas de afeitar, drones, libros o mascarillas que en su mayoría son nuevos y redistribuibles, pero que tienen asignada la etiqueta “Destruir”.
En una de las capturas aparece una hoja de cálculo en la que se muestra cómo el objetivo para una de las semanas del pasado mes de abril era el de destruir 124.000 objetos.
En otra imagen se puede ver cómo la mercancía destinada a ser destruida se carga aparentemente en un camión que el equipo de investigación de ITV News se encargó de seguir. Ese camión llegó a un centro de reciclado pero se marchó de allí apenas un minuto después sin haber descargado nada.
En lugar de eso, afirman los investigadores, el camión acabó descargando parte de la mercancía en el centro de reciclado parte después, pero “los productos no eléctricos acabaron en un vertedero“.
Una entrevista posterior con uno de los responsables de un centro de almacenamiento de Amazon dio la oportunidad a esos investigadores de preguntar si esa práctica se llevaba a cabo. Ese empleado, llamado John Boumphrey, respondió que la cantidad de productos destruidos “era extremadamente pequeña”.
Los responsables de Amazon han indicado que su prioridad “es revender, donar a organizaciones benéficas o reciclar cualquier producto no vendido. No se envían artículos a vertederos, como último recurso dichos artículos se envían a programas de generación de energía, pero estamos trabajando duro para reducir esta cantidad a cero“, señaló el gigante del comercio electrónico.
Productos no vendidos les cuestan mucho dinero a los fabricantes
Según algunos analistas, la razón es que tanto fabricantes como comercios hacen así que se “mantenga la exclusividad”, provocando que esos productos sigan teniendo esa percepción de escasez que los hace más valiosos.
Otra de las razones planteadas para explicar este tipo de prácticas es el propio coste de almacenar esos productos. En una investigación realizada en Francia se descubrió que Amazon cobra 26 euros (28 dólares) por metro cuadrado de espacio para almacenar sus productos, pero esa cantidad acaba siendo de 500 euros (550 dólares) por ese mismo espacio seis meses después y de 1.000 euros (1.100 dólares) al cabo de un año.
En aquel momento uno de los entrevistados indicó cómo Amazon le cobraba a su empresa 20 euros (22 dólares) por devolverle el producto pero tan solo 15 céntimos de dólar por destruirla. Si los productos no se venden, explicaba el responsable de una de las marcas que vendía sus productos en Amazon, acaban no teniendo muchas opciones: seguir almacenándolos o que se los devuelvan sale mucho más caro.
En este punto, no confirmado por la compañía, portavoces de Amazon indican que la empresa trabaja activamente para evitar el desperdicio de productos.
“Desarrollamos y proporcionamos a los vendedores herramientas de previsión de la demanda y las combinamos con programas que permiten mejorar la gestión de bienes no vendidos. Esto incluye las ofertas del programa Amazon Warehouse para productos usados, liquidación de productos devueltos, donación de productos específicos a organizaciones benéficas y programas de reciclaje”, dijeron.
Una práctica denunciada varias veces
La CNBC realizó una investigación similar a finales de 2019 y emitió un vídeo en el que mostraba cómo cada año Amazon y otras tiendas acaban con millones de productos que no se venden y que acaban enviando directamente a vertederos o que incineran.
Ese vídeo se publicaba pocos meses después de que Amazon anunciara el lanzamiento de un programa llamado Fullfillment by Amazon FBA Donations. Este proyecto trataba precisamente de aprovechar productos que no se venden donándolos a organizaciones caritativas en Estados Unidos y el Reino Unido.
Estos descubrimientos dejan claro el claro impacto negativo que este tipo de prácticas pueden tener en el medioambiente. En Greenpeace ya denunciaron estas actividades a mediados de 2019: uno de sus empleados “se infiltró” en un centro logístico de Amazon en Winsen, Alemania, y descubrió cómo parte de los productos no vendidos efectivamente se acababan destruyendo.
En aquel momento los portavoces de Amazon indicaron que su objetivo era “el de reducir las devoluciones de forma global, reutilizando y revendiendo productos, y destruyendo los menos posibles”, señalaron.
Amazon asegura que solo si no hay otra opción (por ejemplo, debido a razones higiénicas o porque están dañados) envian esos productos a plantas de recuperación de energía o a vertederos como último recurso. “De hecho, el número de productos vendidos y enviados por Amazon que necesitamos destruir está muy por debajo del 1%“, dijo la empresa tecnológica.
Una investigación de DW revelaba en febrero de 2020 cómo en este ámbito la transparencia es un problema. Aproximadamente un 70% de los productos que se devuelven se reacondicionan y se venden “como nuevos”, pero “hay muy poca transparencia sobre lo que ocurre sobre el 30% restante de los productos“, señaló el medio.
El mismo problema se detectó en octubre de 2020 en Amazon Canadá, donde una investigación llevada a cabo la compañía de reciclaje CBC reveló que “productos en perfecto estado son destruidos o enviados al vertedero”.
Los portavoces de Amazon indican que el objetivo de la empresa es que sus clientes “estén completamente satisfechos con cada producto que compran. Si ese no fuera el caso, la gran mayoría del inventario devuelto se revende a otros clientes o se liquida a través de terceros, se devuelve a los proveedores o se dona a organizaciones benéficas, según su condición“.
Sin duda, el comercio electrónico está creciendo a ritmo acelerado en el mundo pero también está creando nuevos peligros ambientales a medida que las compras en línea se vuelven más populares y más almacenes surgen cerca de las comunidades para satisfacer la gran demanda. Los clientes también esperan obtener devoluciones fáciles, lo que puede aumentar los residuos y las emisiones, perjudicando gravemente al planeta.