El inicio del 2020 estuvo marcado por la pandemia de COVID-19, evento que ha cobrado más de dos millones de vidas a nivel mundial y que, debido a los efectos económicos de la crisis sanitaria, ha hecho caer en la extrema pobreza a cerca de 90 millones de personas.
Ha sido un episodio que ha tenido importantes repercusiones, para todo el mundo y particularmente para las personas en situación de vulnerabilidad.
No obstante, de acuerdo con las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la actualización de enero de 2021 de su informe Perspectivas de la Economía Mundial, la contracción del crecimiento global en 2020 fue de -3,5%, 0,9 puntos porcentuales mejor que lo proyectado anteriormente.
Ello refleja un dinamismo mayor de lo esperado en el segundo semestre del año y permite avizorar señales más alentadoras respecto al desempeño del período más crítico que la economía global vivió durante la primera mitad del año.
Pero la pandemia continuó propagándose, lo que llevó a que muchos países disminuyeran el ritmo de reapertura o a reinstaurar confinamientos parciales para proteger a la población vulnerable.
En ese contexto, la reciente aprobación de vacunas ha generado esperanzas de que el avance del COVID-19 marque un punto de inflexión, aunque las nuevas olas y variantes del virus generan inquietudes.
Además, la recuperación y apertura del comercio ha mostrado variaciones considerables entre los países, en función de las medidas sanitarias adoptadas, la implementación eficaz de políticas comerciales, y las características estructurales de cada economía al comienzo de la crisis.
Muchas economías, en particular aquellas de menores ingresos, ya acusaban al comienzo de la crisis elevados niveles de endeudamiento, los que tenderán a aumentar durante la pandemia. La comunidad mundial deberá seguir colaborando estrechamente para proporcionarles un acceso adecuado a liquidez.
AMÉRICA LATINA
El FMI declaró que Latinoamérica se ha visto especialmente golpeada por los efectos de la pandemia.
La crisis sanitaria junto al malestar social -expresado en diversas movilizaciones y manifestaciones en los distintos países- llevaron a que la mayoría de las economías de la región terminaran 2020 con importantes caídas en la actividad.
En su actualización de enero de 2021, el organismo internacional estimó que en el período terminó con una contracción de 7,4% en América Latina y el Caribe.
PERÚ
En un contexto marcado por el COVID-19 y luego de 21 años de crecimiento ininterrumpido, el PBI peruana se contrajo 11,1%, su peor desempeño en tres décadas, según informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática.
El extenso confinamiento obligado para contener la propagación del coronavirus, llevó a una reducción de la demanda interna en -10,1%, principalmente por la baja del consumo de las familias (-8,8%) y la inversión bruta fija (-15,6%).
DESAFÍO: CONSUMO CONSCIENTE
Los consumidores están cada vez más preocupados de realizar un consumo consciente. Por ello, un producto además de satisfacer sus requerimientos y gustos, también debe cumplir con el impacto que tiene en su entorno.
A ello se suman las presiones económicas y las demandas sociales que han convertido en una necesidad la oferta de productos a un precio justo.
Asimismo, a lo largo del mundo se han difundido críticas a la agricultura orientada a la producción, la industrialización de los métodos de cosecha y el procesamiento y distribución de alimentos.
Esto ha implicado un desafío para el modelo de la industria alimentaria, donde la protección de los recursos naturales se ha convertido en una necesidad para cumplir con las expectativas de los consumidores.