El negocio de la comida rápida o fast food llegó al Perú en la década de 1980, cuando el derrumbe de torres eléctricas, los apagones en las ciudades, el toque de queda y la inflación galopante se imponían. Hoy, la comida rápida es uno de los negocios de mayor expansión.
Considerado como una alternativa por un sector de la población o como un problema por otro, lo cierto es que el número de sus locales se ha incrementado en la ciudad de Lima, donde se presenta el mayor consumo del país (65% del total nacional).
Ingresos y crecimiento
A partir de 1993 comenzaron a instalarse en el Perú las principales cadenas de fast food del mundo como Burger King, Taco Bell (que, luego, se retiró), Domino’s Pizza y McDonald’s; además, se creó la marca nacional de hamburguesas Bembos.
En los años siguientes ingresaron nuevas franquicias internacionales como China Wok en comida china, Papa John’s y Telepizza en el rubro de pizzas y Popeye’s en el de pollo frito alcanzando el sector en 2012 un total de 274 locales.
Un estudio de Mapcity.com, empresa especializada en geobusiness intelligence para América Latina, identificó 557 locales de comida rápida en el Perú.
La consultora concluyó que el rubro de fast food es uno de los negocios más competitivos a la fecha en el país. De estos locales, 482 pertenecen a las grandes cadenas de comida rápida nacionales e internacionales.
Por marcas, KFC encabeza este segmento con 84 establecimientos, seguido de Pizza Hut con 66, Bembos con 57 y McDonald’s con 54 locales; otras 10 cadenas tienen entre 37 y 11 sucursales. En Lima y Callao se pueden encontrar 419 locales de fast food y 138 en provincias. El distrito con mayor presencia de estos negocios es Miraflores, donde se encuentran hasta 50 alternativas.
Según Mapcity.com, en el interior del país también se ha observado un fuerte crecimiento de este rubro; en especial en departamentos como Arequipa y La Libertad, donde los locales para la venta de fast food suman 44 y 24, respectivamente.
Prospectiva para el mercado peruano
En una prospectiva al año 2021 elaborada por la Escuela de Dirección de la Universidad de Piura se propone que el panorama de consumo de los hogares peruanos cambiará debido a las transformaciones demográficas, de actitud, ingresos y percepción.
Asimismo, una investigación realizada en la Universidad ESAN confirma el impacto de las nuevas tendencias de cuidado de la salud sobre los establecimientos de fast food en el Perú. En la actualidad existe cierta incertidumbre respecto de lo que ocurrirá en los próximos años.
De hecho, las cadenas ya están empezando a escuchar a un público más preocupado por su buena alimentación, wellness (bienestar general), al ofrecer, por ejemplo, menús que incluyan ensaladas, jugos o agua, entre otros productos con bajas calorías.
En términos sociales, los fast food han calado en la población no solo como respuesta a una necesidad, la del consumo rápido de alimentos, sino también como un lugar de entretenimiento familiar.
Por otro lado, se estima que el Perú seguirá teniendo un manejo económico responsable por lo que la clase media continuará creciendo, sector socioeconómico que es el target principal del sector de comida rápida; así, la demanda de estos productos aumentaría con una gran probabilidad coincidiendo con experiencias de otros países que ya han desarrollado el sector de fast food, los resultados obtenidos apuntan que este sector aún tiene mucho camino por recorrer, el mercado está en vías de desarrollo y cuenta con el ambiente apropiado para hacerlo.
La investigación realizada en el libro “Análisis prospectivo del sector de comida rápida en Lima: 2014-2030″ de Lydia Arbaiza, Marco Cánepa, Óscar Cortez y Gabriel Lévano publicado por ESAN está considerando que para el 2030 se encontrará a un consumidor más exigente ante los temas de comida saludable, existirán nuevas leyes que controlen el aporte nutricional de los alimentos, impuestos y multas adicionales, e ingredientes alternativos menos dañinos que la tecnología desarrollará.
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