Hubo un tiempo en que Samsung y Apple no competían directamente. Y en ese entonces eran socios-amigos. Luego, Samsung ingresó agresivamente al mercado de teléfonos móviles e inició una rivalidad, al punto de opacar las ventas de los iPhone y desafiar la participación de mercado del gigante de la manzana. A pesar de sus rivalidades, Apple parece estar destinada -al menos, durante los siguientes años- a mantener una compleja relación con Samsung, su principal proveedor -desde hace más de media década- de chips de memoria y procesadores.
Samsung es el mayor fabricante del mundo de algunos de los componentes más sofisticados que necesita Apple, ya sea procesadores, chips de memoria y pantallas de alta resolución. Apple continúa comprándole a Samsung porque las demás alternativas (otras empresas proveedoras) “no son buenas”.
No solo la cantidad de grandes fabricantes con los que puede establecer una alianza es reducida, reproducir una relación similar a la que tiene con la surcoreana también sería abrumador -apuntan ex ejecutivos del gigante de Silicon Valley-. Y es que Apple ha invertido alrededor de diez años y mucho dinero en una alianza con Samsung con miras a desarrollar chips bajo sus propias exigencias.
Los ejecutivos de Apple están preocupados porque la dependencia con respecto a Samsung puede limitar el poder de negociación y la capacidad de usar otras tecnologías de los de Cupertino.