Antes, la avenida más exclusiva de la región era Alvear; ahora, el cepo importador y la menor afluencia de turismo, provocó que la tradicional arteria porteña ofrezca hoy una oferta de marcas mucho menor que la calle Oscar Freire de San Pablo o la avenida Presidente Masaryk, en México, las calles más lujosas en dichas ubicaciones.
Hoy, en las cuatro cuadras más buscadas de Alvear que van desde Montevideo hasta Presidente Roberto Ortiz- del total de 36 locales disponibles hay siete desocupados, lo que da como resultado una tasa de vacancia de 19,4% contra menos de 1% que muestran circuitos comerciales clásicos de la clase media como Acoyte y Rivadavia o Cabildo y Juramento. Y lo que es igual de grave, en algunos casos los carteles de “se alquila” ya llevan colgados más de un año sin que se produzca la llegada de un nuevo inquilino a la avenida más aristocrática de Buenos Aires.
Los locales vacíos conviven con una oferta que está muy lejos del glamour que ofrecen las principales arterias comerciales del resto de la región. En la rúa paulista Oscar Freire hoy es posible comprar en Armani, Bulgari, Cartier o Marc Jacobs, mientras que en Masaryk la calle preferida por la clase alta mexicana conviven las tiendas de Louis Vuitton, Hermenegildo Zegna, Tiffany y Tane. El desembarco de marcas internacionales incluso se siente en plazas que tradicionalmente eran miradas como mercados poco atrayentes para las firmas argentinas como Asunción donde acaba de anunciar que se instalará Gap- o Montevideo, donde también ya abrió Gap y próximamente se sumará Zara Home.
El contexto en Alvear es diametralmente diferente. En los últimos años se produjo la partida del mercado argentino de marcas de lujo como Louis Vuitton, Armani, Salvatore Ferragamo, Polo, Cartier, Escada y Kenzo, que decidieron cerrar sus locales porteños debido a las dificultades para ingresar la mercadería importada.
Entre las marcas que sobreviven al cepo se encuentran algunas pocas internacionales como Hermès, Zegna y Montblanc, y algunas nacionales como Cardón, La Dolfina o Peter Kent, que están pagando por los locales más chicos (de menos de 50 m2 ) un piso de 35.000 pesos de alquiler mensual (USD$6 mil).
“El circuito comercial de Alvear históricamente fueron dos cuadras y en los 90 se fue expandiendo hacia la embajada de Brasil, pero nunca logró el grado de desarrollo de propuestas similares como la calle Oscar Freire en San Pablo o Presidente Masaryk en D.F. México, que en los últimos años sufren el problema inverso y es la falta de locales para todas las marcas que quieren instalarse. Algo parecido ocurre en Santiago de Chile, donde están llegando todas las marcas que se están yendo de la Argentina, con el agravante de que se trata de un mercado que es un tercio del nuestro”, comentó Marcelo Zuliani, director comercial de la consultora especializada Colliers International.
A la hora de explicar los problemas que enfrenta la avenida Alvear, todos los operadores del sector coinciden en culpar a la política que impulsa Guillermo Moreno en materia de comercio exterior.
“El problema en realidad no es la avenida Alvear, sino mucho más general. La demanda está, pero lo que falta es la oferta por el cepo a las importaciones”, explicó Zuliani.