El gobierno brasileño advirtió ayer que tomará medidas de “ reciprocidad” si los exportadores de su país encuentran algún tipo de barrera para colocar alimentos en el mercado argentino. Las declaraciones del secretario de Comercio Exterior brasileño, Welber Barral, fueron la respuesta del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva a la intención del secretario de Comercio Interior argentino, Guillermo Moreno, de frenar las importaciones de alimentos a partir del 1° de junio.
El funcionario aclaró, no obstante, que su país no fue aún notificado de ninguna resolución en ese sentido y que sólo tuvo conocimiento por medio de la prensa.
De los cerca de US$ 1000 millones que la Argentina importa anualmente en alimentos, más de la mitad (entre 500 y 600 millones) corresponde a productos del socio mayor del Mercosur. De prosperar el plan del Gobierno, del que Moreno es ejecutor, Brasil sería el país más afectado. Pero el castigo para la Argentina sería aún mayor, ya que las exportaciones de alimentos a ese país totalizan unos US$ 2500 millones anuales, según datos de la consultora Abeceb.com. Entre ellas se destacan las ventas de trigo, harina, verduras y frutas (frescas y enlatadas), leche en polvo, aceite y vino, entre otros.
Aunque la instrucción de Moreno de trabar el ingreso de productos mediante el trámite en el Instituto Nacional de Alimentos (INAL) nunca ha sido plasmada por escrito, los rumores ya tuvieron efectos concretos en Brasil. Empresarios de ese país alertaron que fueron cancelados un 20% de los contratos de exportación que tenían con la Argentina. Y en la Aduana fueron demorados algunos camiones por distintas cuestiones burocráticas.
De hecho, ayer el propio Barral planteó ante funcionarios argentinos el reclamo por la detención en la frontera de ocho camiones con productos alimenticios. “ Algunos problemas puntuales están siendo presentados al gobierno argentino buscando una pronta resolución” , dijo a la prensa, durante la apertura de un seminario sobre defensa comercial.
Extravagancias argentinas
En un intento de alejar la percepción de que la retaliación es inminente, Barral minimizó el papel de Moreno en el trazado de la política comercial argentina. “ No es porque el sub del sub tuvo una idea extravagante que nosotros vamos a tomar medidas” , dijo.
En el gobierno de Lula están muy molestos con el funcionario kirchnerista por su falta de tacto político para echar a correr los rumores de que frenaría la importación de alimentos. “ Lo que hizo Moreno fue una irracionalidad, justo en este momento -contó una calificada fuente del gobierno de Lula-. El comercio bilateral está creciendo al 50% y nosotros estamos en medio de una campaña electoral en la que el candidato opositor [en referencia a José Serra] nos acusa de tener demasiada paciencia con la Argentina.”
La fuente, que habló desde Brasilia, reconoció que también tienen fuertes presiones de la poderosa Federación de la Industria de San Pablo (Fiesp), cuyo presidente, Paulo Skaf, es precandidato a gobernador de San Pablo. “ Con todo esto de Moreno la Fiesp está loca” , señaló el funcionario, que debe lidiar con los industriales de su país casi a diario.
En la Argentina, los exportadores no creen que Brasil llegue a tanto. “ Es una hipótesis que no creemos posible -dijo Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores-. Por ahí Brasil lo dice como una acción preventiva por si Moreno tiene alguna idea que los afecta, pero formalmente no hay nada.”
FUENTE: lanacion.com