La petrolera Repsol venderá productos de la cadena Burger King en sus estaciones de servicio y operará esas áreas de restauración con su propio personal, bajo las directrices de la marca de comida rápida. El acuerdo Repsol-Burger King pone de manifiesto la transformación que están experimentando las estaciones de servicio en España, donde más de la mitad de las ventas ya no son carburantes.
El acuerdo se inicia con cuatro gasolineras en Madrid y el objetivo es alcanzar 150 en otras provincias en un plazo de cinco años, con una inversión de unos 50 millones de euros. Estas cifras convierten el acuerdo en un hito estratégico. Para Burger King, supone el mayor impulso a su crecimiento en toda su historia en Europa. Repsol se convertirá en su mayor franquiciado en la Unión Europea y uno de los mayores del mundo. Será el segundo mayor de Europa si se incluye Turquía, que tiene un franquiciado con 500 establecimientos.
Con la crisis y ante la caída de ventas de hidrocarburos, Repsol ha acelerado la reconversión de sus gasolineras para transformarlas en tiendas con cientos de productos y servicios. Del concepto de pequeña tienda de conveniencia (pocos productos de primera necesidad), quiere pasar a una gran tienda para compras recurrentes.
Así, las gasolineras se han reinventado con el «non oil». Un servicio clásico ya es el de túneles de lavado de autos, pero la lista de productos se ha ampliado con un amplio escaparate, hasta hacer de una gasolinera una completa tienda.
En Repsol explican que, antes, menos del 30% de las ventas (y menos del 30% del margen) de una gasolinera era el non oil. Ahora, supone el 50% de las ventas y más del 30% del margen.
La compañía contratará a unos 1.500 nuevos empleados. En España, ya existen establecimientos de comida rápida adosados a gasolineras, pero son independientes. Son negocios distintos y no conjuntos, como plantea este acuerdo.
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