En los últimos años, los hábitos de consumo se han ido modificando debido a la crisis económica que ha vivido España. Esto ha supuesto que este país se encuentre en segundo lugar en el consumo de marcas blancas como consecuencia de la bajada de la renta familiar en los hogares españoles y del llamado “efecto Mercadona”.
Los consumidores han puesto en práctica una nueva forma de compra que se centra más en el precio que en la calidad, dejando ésta a un lado a no ser que aporte un valor añadido al producto. Algo que supone la búsqueda de alternativas a las marcas tradicionales orientadas a ofrecer una calidad igual o superior, pero con un precio de un 15% o un 30% más bajo.
Todo esto ha llevado a una renovación por parte de las cadenas de supermercados que han tenido que modificar no solo su oferta, sino también su estética o sus canales de venta. Según el portal Cinco Días, entre los principales cambios destacan los siguientes:
1) El auge de las cadenas “low cost”
España se ha convertido en un atractivo para las cadenas internacionales de productos de gran consumo y alimentación de bajo precio. Entre las primeras que iniciaron este negocio está la francesa Supeco, perteneciente al Grupo Carrefour, cuyo objetivo es alcanzar a su principal competidor, Día.
Más tarde, llegó la cadena holandesa Hema, un almacén de bajo precio con una oferta que va más allá de la alimentación y alcanza la ropa, la juguetería o los productos del hogar.
El club de compras norteamericano Costco no se quedó atrás y eligió Sevilla para abrir su primera tienda. Comparte similitudes con Makro ya que se necesita un carnet de acceso que va desde los 25 euros para empresas y autónomos a los 30 para los particulares.
Makro posee una oferta de productos de gran consumo, muebles, ropa y una marca propia, Kirkland Signature. Por último, el año pasado abría sus puertas Dealz, un establecimiento que comparte el modelo de negocio de su matriz “Poundland” basado en el “todo a una libra”, lo que aquí se traduce al “todo a 1,5 euros”.
2) Los pequeños formatos superan a los grandes
Las superficies de venta pequeñas han demostrado ser un aliciente para los consumidores, algo que ha llevado a que el 45% del mercado de la distribución y gran consumo en España esté en manos de pequeñas cadenas de supermercados.
Un ejemplo de ello es el supermercado Dani, con tan sólo 19 establecimientos repartidos por Andalucía, consigue cada año posicionarse en el primer puesto de la encuesta de precios que realiza la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Esta situación nos diferencia del mercado internacional donde el porcentaje de pequeños comercios es muy inferior.
3) La compra, cada vez más rápida
En la actualidad, son muchos los supermercados que han apostado por una transformación a la hora de ofrecer al cliente una experiencia de compra mejorada. Los espacios comerciales han evolucionado, la mayoría de ellos han incluido cajas rápidas o lectores de códigos de barras, que hacen más rápida y sencilla la operación de compra.
También se ha cuidado la estética para que el usuario se sienta a gusto, algo que hizo Día renovando su imagen y comunicación, se han incluido pasillos más amplios o líneas de estética más cuidadas.
4) Precios que varían
Probablemente, uno de los aspectos que más tienen en cuenta los clientes de un supermercado son las ofertas que se ofrecen en él. Hoy en día, la tendencia en este tipo de establecimientos es ofrecer una promoción ligada a productos perecederos que llame la atención del consumidor y que aumente las visitas a la tienda.
El precio se ha convertido en el elemento diferenciador, por eso, la mayor parte de los supermercados van variando este factor en función del día o incluso la hora, algo que ocurre con productos como las verduras cuyo importe es mucho menor a última hora de la tarde con el fin de aumentar la productividad y eficiencia de la tienda, además de evitar el desperdicio de estos alimentos.
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