El gigante de las bebidas embotelladas ha sufrido también los estragos de la pandemia, siendo que las dos terceras partes de sus ventas en América Latina dependen de negocios minoristas que ofrecen sus productos (bodegas, bares, tiendas de abarrotes). Es en esa coyuntura por el virus que las ventas de Coca-Cola bajaron un 15% en la región.
Esto significó una reducción de 4,118 millones de dólares en 2019 a 3,499 millones de dólares en 2020. El cierre de las bodegas y tiendas de abarrotes, así como locales en donde se ofrecían sus bebidas, producto de la pandemia, fueron los principales factores por los que tuvieron estos márgenes negativos en la región.
Es más, según el CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), aproximadamente 2.7 millones de micro y pequeñas pymes se salieron del negocio durante la pandemia, siendo en gran parte de estos negocios. Según cuenta el presidente de Coca-Cola América Latina, Henrique Braun a Forbes, “fue un canal que sufrió mucho con la pandemia, con la bajada de la movilidad, y también porque estaban ahí tienditas chiquitas que estaban cerca de las casas, de los barrios, y tuvieron que cerrar completamente”.
Los cuatro principales mercados para Coca-Cola son Estados Unidos, México, China y Brasil. Es por ello que la región latinoamericana es vital para el negocio, y sobre todo, las “tienditas” -como los llama Braun- que son el “principal nexo entre la empresa y los consumidores”, pues a través de ellos se afianza la lealtad a la marca.
En la actualidad, Coca-Cola América Latina ha logrado superar las dificultades de la pandemia, esto se evidencia tras su reporte del último trimestre 2021, donde registraron un aumento de ventas de 41% comparado con el mismo período en 2020.
Henrique Braun sostiene que la empresa registra buenos números debido a sus clientes, consumidores y comunidades, situación que le ha hecho evidenciar cuáles deben ser las prioridades del negocio.
