El comercio bilateral se ha duplicado anualmente en los últimos tres años, al llegar a los 2.800 millones de dólares en 2008, aunque con un descenso en 2009 por efecto de la crisis mundial. Para sorpresa de muchos, en enero Chile fue el segundo destino de las exportaciones colombianas, después de Estados Unidos. Es decir, por primera vez, el mercado chileno desplazó al venezolano, el socio comercial tradicional de Colombia.
Para atender esta ola de inversión y de comercio nació hace un año la Cámara de Industria y Comercio binacional, algo que hasta hace poco no se necesitaba. Lo más sorprendente, dice José Palma, su director, es que en su primer año de constitución, la entidad ya tiene 50 empresas afiliadas. Los diarios especializados en negocios hablan todos los días sobre compañías chilenas que llegan al país a instalarse.
Aunque la inversión chilena llegó al país en la década de los noventa con las primeras empresas del sector energético (Chivor, Codensa Emgesa y Betania), la verdad es que para un colombiano de a pie, el mayor grado de cercanía con las compañías australes se circunscribía al vino o a las frutas, productos que se han importado de tiempo atrás.
Pero ahora todo cambió. En los últimos años, han llegado inversionistas interesados en diferentes sectores: servicios financieros y de salud, transporte naviero, comercio, industria forestal, de papeles, proyectos de biocombustibles. La inversión directa de Chile acumulada en Colombia asciende a 6.161 millones de dólares, lo que representa el 13 por ciento del total invertido en el exterior por el país austral.
Para empezar, los empresarios chilenos comenzaron a ver a Colombia como un país con una mayor proyección económica en la región y, por consiguiente, como una gran oportunidad para la expansión de sus compañías. Más allá de su vecindario de Perú, Brasil y Argentina.
Pero el gran detonante de la actual oleada de inversión chilena es sin duda el TLC que firmaron el año pasado los dos países. Se considera que este es un tratado de última generación, que incluye mucho más que comercio, como servicios o compras estatales, lo que le da un gran potencial a esta relación. Igualmente, los acuerdos de doble tributación han impulsado a muchos empresarios a buscar opciones.
Hay ejemplos en todas las áreas. En el sector de los almacenes por departamentos (retail), los chilenos quieren conquistar el mercado colombiano. Falabella, que inició sus operaciones en Bogotá en 2006, se ha extendido a otras ciudades y contemplan la apertura de ocho tiendas adicionales durante los próximos cuatro años. El Grupo es socio en Colombia de la Organización Corona, a través de los almacenes Homecenter. Ahora el Grupo Falabella tendrá también un banco en Colombia. Cencosud, el más importante consorcio empresarial chileno abrió las tiendas Easy (almacenes especializados en artículos y productos para construcción, remodelación y reparación) y La Polar está construyendo su primera tienda por departamentos en Bogotá.
No sería raro que los chilenos trasladaran al mercado colombiano la fuerte competencia que sostienen en el segmento de los grandes almacenes. Ripley, una gran compañía de tiendas por departamentos, no descarta su pronta llegada al país, mientras que Cencosud quiere traer su filial Almacenes París. En esta misma línea, la cadena Alvi, que comercializa abarrotes y alimentos, registró su marca en Colombia para alistar su ingreso.
La inversión chilena igualmente ha encontrado atractivo el sector de la construcción. Parque Arauco, una empresa dedicada a la adquisición, desarrollo y gestión de centros comerciales, inició la construcción de un centro comercial en Barranquilla en sociedad con el grupo local Conpropiedad, perteneciente a Inverandino.
Los empresarios colombianos no se han quedado atrás. Las dificultades con Venezuela están impulsando a mercados a mirar oportunidades en otros países. Como dice el ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, los empresarios se dieron a la tarea de ‘maletear’ y en esas están llegando al sur del continente.
En el mercado chileno ya están Manuelita, Colombina, Cartones América, el Círculo de Lectores, Terpel, SaludCoop, Ursus y Legis. Dos tramos del TranSantiago (el TransMilenio chileno) son operados por firmas colombianas.