Daniel Duharte, gerente de Márketing del Mall Aventura Plaza, ensaya una explicación para este fenómeno: “El Perú, al estar tan atrasado en cuanto a la llegada de centros comerciales [20 años en comparación con otros países de Latinoamérica], muchas tiendas que se desarrollaron no tenían un lugar donde poner sus negocios y por eso llegaron a los centros comerciales. Dieron un salto”.
“Estar dentro de un centro comercial significa estar en un lugar seguro, con mucho tráfico de personas y con una garantía de venta, dice Pedro Sevilla, gerente comercial del Real Plaza. Además está el tema de la imagen, el posicionamiento y la expansión hacia una nueva zona geográfica por atender”. De eso se benefició Elmer Mathews, gerente general de la marca de ropa femenina D’Luxe, durante los diez años que tuvo éxito en el sector “retail”.
Hoy D’Luxe tiene locales en el Plaza Lima Norte, Plaza San Miguel y el Centro Comercial Caminos del Inca. Y aunque por lo menos en dos de esos lugares las ganancias son buenas, Mathews ha decidido dejarlos. “Mi conclusión de más de diez años de lucha en los centros comerciales es que sirven para posicionar el negocio y que se deben aprovechar en el momento preciso, pero se debe salir en el momento indicado”, dice Mathews.
Es lógico: no todos los negocios funcionan en un centro comercial; solo el empresario define si es el camino correcto. “Lo primero que deberían tener en claro es qué es lo que quieren hacer y qué quieren conseguir, explica Sevilla. También deben tener clara su línea de negocio desde el comienzo y también un plan de mediano plazo”.
De otro lado, Percy Vigil, gerente general de Megaplaza, recomienda hacer un estudio previo sobre el comportamiento del público y sus expectativas de compra. Solo un análisis riguroso del mercado al que se quiere entrar puede prever el éxito, de lo contrario el futuro del negocio será como lanzar una moneda al aire. “Las marcas deben buscar la expansión, tener presencia en todo el mercado que les interesa”, dice Vigil
Mientras García, de Vogue, sabe que sus consumidores están en centros comerciales y quiere ganar terreno en esos espacios, Mathews, de D’Luxe ha fortalecido su “atelier” de San Isidro y planea incursionar en negocios inmobiliarios. A pesar de que se dirigen al mismo público (mujeres), sus objetivos son distintos y su público comienza a estar en lugares diferentes.
Cuando las pymes entran a un centro comercial tienen que manejar de otra manera sus negocios, desde la forma como se surten los stocks hasta el servicio que imparten.
Pero hay dos temas muy importantes que saltan a los ojos de los consumidores: la calidad visual y la formalización. “Con el ingreso a los centros comerciales se tiene que desarrollar una marca propia y subir un escalón en cuanto a imagen y formalidad”, afirma Duharte.
“Esto no es un tema de abrir un local, poner un letrero y mercadería adentro. La época de la escasez de productos ya pasó en el Perú, donde el que tenía mercadería vendía”, dice con contundencia Vigil.
La lógica de un centro comercial tiene que ver con la estandarización: todos los locales abren y cierran a la misma hora. Todos se benefician de las potencialidades del centro comercial (forman parte de él) y componen una oferta para todas las necesidades del público. Todos deben mantener una correcta calidad visual, tanto de sus productos como de sus vitrinas, y todos están comprometidos a dar un buen servicio.
Daniel Duharte, gerente de Márketing del Mall Aventura Plaza, ensaya una explicación para este fenómeno: “El Perú, al estar tan atrasado en cuanto a la llegada de centros comerciales [20 años en comparación con otros países de Latinoamérica], muchas tiendas que se desarrollaron no tenían un lugar donde poner sus negocios y por eso llegaron a los centros comerciales. Dieron un salto”.
“Estar dentro de un centro comercial significa estar en un lugar seguro, con mucho tráfico de personas y con una garantía de venta, dice Pedro Sevilla, gerente comercial del Real Plaza. Además está el tema de la imagen, el posicionamiento y la expansión hacia una nueva zona geográfica por atender”. De eso se benefició Elmer Mathews, gerente general de la marca de ropa femenina D’Luxe, durante los diez años que tuvo éxito en el sector “retail”.
Hoy D’Luxe tiene locales en el Plaza Lima Norte, Plaza San Miguel y el Centro Comercial Caminos del Inca. Y aunque por lo menos en dos de esos lugares las ganancias son buenas, Mathews ha decidido dejarlos. “Mi conclusión de más de diez años de lucha en los centros comerciales es que sirven para posicionar el negocio y que se deben aprovechar en el momento preciso, pero se debe salir en el momento indicado”, dice Mathews.
Es lógico: no todos los negocios funcionan en un centro comercial; solo el empresario define si es el camino correcto. “Lo primero que deberían tener en claro es qué es lo que quieren hacer y qué quieren conseguir, explica Sevilla. También deben tener clara su línea de negocio desde el comienzo y también un plan de mediano plazo”.
De otro lado, Percy Vigil, gerente general de Megaplaza, recomienda hacer un estudio previo sobre el comportamiento del público y sus expectativas de compra. Solo un análisis riguroso del mercado al que se quiere entrar puede prever el éxito, de lo contrario el futuro del negocio será como lanzar una moneda al aire. “Las marcas deben buscar la expansión, tener presencia en todo el mercado que les interesa”, dice Vigil
Mientras García, de Vogue, sabe que sus consumidores están en centros comerciales y quiere ganar terreno en esos espacios, Mathews, de D’Luxe ha fortalecido su “atelier” de San Isidro y planea incursionar en negocios inmobiliarios. A pesar de que se dirigen al mismo público (mujeres), sus objetivos son distintos y su público comienza a estar en lugares diferentes.
Cuando las pymes entran a un centro comercial tienen que manejar de otra manera sus negocios, desde la forma como se surten los stocks hasta el servicio que imparten.
Pero hay dos temas muy importantes que saltan a los ojos de los consumidores: la calidad visual y la formalización. “Con el ingreso a los centros comerciales se tiene que desarrollar una marca propia y subir un escalón en cuanto a imagen y formalidad”, afirma Duharte.
“Esto no es un tema de abrir un local, poner un letrero y mercadería adentro. La época de la escasez de productos ya pasó en el Perú, donde el que tenía mercadería vendía”, dice con contundencia Vigil.
La lógica de un centro comercial tiene que ver con la estandarización: todos los locales abren y cierran a la misma hora. Todos se benefician de las potencialidades del centro comercial (forman parte de él) y componen una oferta para todas las necesidades del público. Todos deben mantener una correcta calidad visual, tanto de sus productos como de sus vitrinas, y todos están comprometidos a dar un buen servicio.
Daniel Duharte, gerente de Márketing del Mall Aventura Plaza, ensaya una explicación para este fenómeno: “El Perú, al estar tan atrasado en cuanto a la llegada de centros comerciales [20 años en comparación con otros países de Latinoamérica], muchas tiendas que se desarrollaron no tenían un lugar donde poner sus negocios y por eso llegaron a los centros comerciales. Dieron un salto”.
“Estar dentro de un centro comercial significa estar en un lugar seguro, con mucho tráfico de personas y con una garantía de venta, dice Pedro Sevilla, gerente comercial del Real Plaza. Además está el tema de la imagen, el posicionamiento y la expansión hacia una nueva zona geográfica por atender”. De eso se benefició Elmer Mathews, gerente general de la marca de ropa femenina D’Luxe, durante los diez años que tuvo éxito en el sector “retail”.
Hoy D’Luxe tiene locales en el Plaza Lima Norte, Plaza San Miguel y el Centro Comercial Caminos del Inca. Y aunque por lo menos en dos de esos lugares las ganancias son buenas, Mathews ha decidido dejarlos. “Mi conclusión de más de diez años de lucha en los centros comerciales es que sirven para posicionar el negocio y que se deben aprovechar en el momento preciso, pero se debe salir en el momento indicado”, dice Mathews.
Es lógico: no todos los negocios funcionan en un centro comercial; solo el empresario define si es el camino correcto. “Lo primero que deberían tener en claro es qué es lo que quieren hacer y qué quieren conseguir, explica Sevilla. También deben tener clara su línea de negocio desde el comienzo y también un plan de mediano plazo”.
De otro lado, Percy Vigil, gerente general de Megaplaza, recomienda hacer un estudio previo sobre el comportamiento del público y sus expectativas de compra. Solo un análisis riguroso del mercado al que se quiere entrar puede prever el éxito, de lo contrario el futuro del negocio será como lanzar una moneda al aire. “Las marcas deben buscar la expansión, tener presencia en todo el mercado que les interesa”, dice Vigil
Mientras García, de Vogue, sabe que sus consumidores están en centros comerciales y quiere ganar terreno en esos espacios, Mathews, de D’Luxe ha fortalecido su “atelier” de San Isidro y planea incursionar en negocios inmobiliarios. A pesar de que se dirigen al mismo público (mujeres), sus objetivos son distintos y su público comienza a estar en lugares diferentes.
Cuando las pymes entran a un centro comercial tienen que manejar de otra manera sus negocios, desde la forma como se surten los stocks hasta el servicio que imparten.
Pero hay dos temas muy importantes que saltan a los ojos de los consumidores: la calidad visual y la formalización. “Con el ingreso a los centros comerciales se tiene que desarrollar una marca propia y subir un escalón en cuanto a imagen y formalidad”, afirma Duharte.
“Esto no es un tema de abrir un local, poner un letrero y mercadería adentro. La época de la escasez de productos ya pasó en el Perú, donde el que tenía mercadería vendía”, dice con contundencia Vigil.
La lógica de un centro comercial tiene que ver con la estandarización: todos los locales abren y cierran a la misma hora. Todos se benefician de las potencialidades del centro comercial (forman parte de él) y componen una oferta para todas las necesidades del público. Todos deben mantener una correcta calidad visual, tanto de sus productos como de sus vitrinas, y todos están comprometidos a dar un buen servicio.
Daniel Duharte, gerente de Márketing del Mall Aventura Plaza, ensaya una explicación para este fenómeno: “El Perú, al estar tan atrasado en cuanto a la llegada de centros comerciales [20 años en comparación con otros países de Latinoamérica], muchas tiendas que se desarrollaron no tenían un lugar donde poner sus negocios y por eso llegaron a los centros comerciales. Dieron un salto”.
“Estar dentro de un centro comercial significa estar en un lugar seguro, con mucho tráfico de personas y con una garantía de venta, dice Pedro Sevilla, gerente comercial del Real Plaza. Además está el tema de la imagen, el posicionamiento y la expansión hacia una nueva zona geográfica por atender”. De eso se benefició Elmer Mathews, gerente general de la marca de ropa femenina D’Luxe, durante los diez años que tuvo éxito en el sector “retail”.
Hoy D’Luxe tiene locales en el Plaza Lima Norte, Plaza San Miguel y el Centro Comercial Caminos del Inca. Y aunque por lo menos en dos de esos lugares las ganancias son buenas, Mathews ha decidido dejarlos. “Mi conclusión de más de diez años de lucha en los centros comerciales es que sirven para posicionar el negocio y que se deben aprovechar en el momento preciso, pero se debe salir en el momento indicado”, dice Mathews.
Es lógico: no todos los negocios funcionan en un centro comercial; solo el empresario define si es el camino correcto. “Lo primero que deberían tener en claro es qué es lo que quieren hacer y qué quieren conseguir, explica Sevilla. También deben tener clara su línea de negocio desde el comienzo y también un plan de mediano plazo”.
De otro lado, Percy Vigil, gerente general de Megaplaza, recomienda hacer un estudio previo sobre el comportamiento del público y sus expectativas de compra. Solo un análisis riguroso del mercado al que se quiere entrar puede prever el éxito, de lo contrario el futuro del negocio será como lanzar una moneda al aire. “Las marcas deben buscar la expansión, tener presencia en todo el mercado que les interesa”, dice Vigil
Mientras García, de Vogue, sabe que sus consumidores están en centros comerciales y quiere ganar terreno en esos espacios, Mathews, de D’Luxe ha fortalecido su “atelier” de San Isidro y planea incursionar en negocios inmobiliarios. A pesar de que se dirigen al mismo público (mujeres), sus objetivos son distintos y su público comienza a estar en lugares diferentes.
Cuando las pymes entran a un centro comercial tienen que manejar de otra manera sus negocios, desde la forma como se surten los stocks hasta el servicio que imparten.
Pero hay dos temas muy importantes que saltan a los ojos de los consumidores: la calidad visual y la formalización. “Con el ingreso a los centros comerciales se tiene que desarrollar una marca propia y subir un escalón en cuanto a imagen y formalidad”, afirma Duharte.
“Esto no es un tema de abrir un local, poner un letrero y mercadería adentro. La época de la escasez de productos ya pasó en el Perú, donde el que tenía mercadería vendía”, dice con contundencia Vigil.
La lógica de un centro comercial tiene que ver con la estandarización: todos los locales abren y cierran a la misma hora. Todos se benefician de las potencialidades del centro comercial (forman parte de él) y componen una oferta para todas las necesidades del público. Todos deben mantener una correcta calidad visual, tanto de sus productos como de sus vitrinas, y todos están comprometidos a dar un buen servicio.
Daniel Duharte, gerente de Márketing del Mall Aventura Plaza, ensaya una explicación para este fenómeno: “El Perú, al estar tan atrasado en cuanto a la llegada de centros comerciales [20 años en comparación con otros países de Latinoamérica], muchas tiendas que se desarrollaron no tenían un lugar donde poner sus negocios y por eso llegaron a los centros comerciales. Dieron un salto”.
“Estar dentro de un centro comercial significa estar en un lugar seguro, con mucho tráfico de personas y con una garantía de venta, dice Pedro Sevilla, gerente comercial del Real Plaza. Además está el tema de la imagen, el posicionamiento y la expansión hacia una nueva zona geográfica por atender”. De eso se benefició Elmer Mathews, gerente general de la marca de ropa femenina D’Luxe, durante los diez años que tuvo éxito en el sector “retail”.
Hoy D’Luxe tiene locales en el Plaza Lima Norte, Plaza San Miguel y el Centro Comercial Caminos del Inca. Y aunque por lo menos en dos de esos lugares las ganancias son buenas, Mathews ha decidido dejarlos. “Mi conclusión de más de diez años de lucha en los centros comerciales es que sirven para posicionar el negocio y que se deben aprovechar en el momento preciso, pero se debe salir en el momento indicado”, dice Mathews.
Es lógico: no todos los negocios funcionan en un centro comercial; solo el empresario define si es el camino correcto. “Lo primero que deberían tener en claro es qué es lo que quieren hacer y qué quieren conseguir, explica Sevilla. También deben tener clara su línea de negocio desde el comienzo y también un plan de mediano plazo”.
De otro lado, Percy Vigil, gerente general de Megaplaza, recomienda hacer un estudio previo sobre el comportamiento del público y sus expectativas de compra. Solo un análisis riguroso del mercado al que se quiere entrar puede prever el éxito, de lo contrario el futuro del negocio será como lanzar una moneda al aire. “Las marcas deben buscar la expansión, tener presencia en todo el mercado que les interesa”, dice Vigil
Mientras García, de Vogue, sabe que sus consumidores están en centros comerciales y quiere ganar terreno en esos espacios, Mathews, de D’Luxe ha fortalecido su “atelier” de San Isidro y planea incursionar en negocios inmobiliarios. A pesar de que se dirigen al mismo público (mujeres), sus objetivos son distintos y su público comienza a estar en lugares diferentes.
Cuando las pymes entran a un centro comercial tienen que manejar de otra manera sus negocios, desde la forma como se surten los stocks hasta el servicio que imparten.
Pero hay dos temas muy importantes que saltan a los ojos de los consumidores: la calidad visual y la formalización. “Con el ingreso a los centros comerciales se tiene que desarrollar una marca propia y subir un escalón en cuanto a imagen y formalidad”, afirma Duharte.
“Esto no es un tema de abrir un local, poner un letrero y mercadería adentro. La época de la escasez de productos ya pasó en el Perú, donde el que tenía mercadería vendía”, dice con contundencia Vigil.
La lógica de un centro comercial tiene que ver con la estandarización: todos los locales abren y cierran a la misma hora. Todos se benefician de las potencialidades del centro comercial (forman parte de él) y componen una oferta para todas las necesidades del público. Todos deben mantener una correcta calidad visual, tanto de sus productos como de sus vitrinas, y todos están comprometidos a dar un buen servicio.
Daniel Duharte, gerente de Márketing del Mall Aventura Plaza, ensaya una explicación para este fenómeno: “El Perú, al estar tan atrasado en cuanto a la llegada de centros comerciales [20 años en comparación con otros países de Latinoamérica], muchas tiendas que se desarrollaron no tenían un lugar donde poner sus negocios y por eso llegaron a los centros comerciales. Dieron un salto”.
“Estar dentro de un centro comercial significa estar en un lugar seguro, con mucho tráfico de personas y con una garantía de venta, dice Pedro Sevilla, gerente comercial del Real Plaza. Además está el tema de la imagen, el posicionamiento y la expansión hacia una nueva zona geográfica por atender”. De eso se benefició Elmer Mathews, gerente general de la marca de ropa femenina D’Luxe, durante los diez años que tuvo éxito en el sector “retail”.
Hoy D’Luxe tiene locales en el Plaza Lima Norte, Plaza San Miguel y el Centro Comercial Caminos del Inca. Y aunque por lo menos en dos de esos lugares las ganancias son buenas, Mathews ha decidido dejarlos. “Mi conclusión de más de diez años de lucha en los centros comerciales es que sirven para posicionar el negocio y que se deben aprovechar en el momento preciso, pero se debe salir en el momento indicado”, dice Mathews.
Es lógico: no todos los negocios funcionan en un centro comercial; solo el empresario define si es el camino correcto. “Lo primero que deberían tener en claro es qué es lo que quieren hacer y qué quieren conseguir, explica Sevilla. También deben tener clara su línea de negocio desde el comienzo y también un plan de mediano plazo”.
De otro lado, Percy Vigil, gerente general de Megaplaza, recomienda hacer un estudio previo sobre el comportamiento del público y sus expectativas de compra. Solo un análisis riguroso del mercado al que se quiere entrar puede prever el éxito, de lo contrario el futuro del negocio será como lanzar una moneda al aire. “Las marcas deben buscar la expansión, tener presencia en todo el mercado que les interesa”, dice Vigil
Mientras García, de Vogue, sabe que sus consumidores están en centros comerciales y quiere ganar terreno en esos espacios, Mathews, de D’Luxe ha fortalecido su “atelier” de San Isidro y planea incursionar en negocios inmobiliarios. A pesar de que se dirigen al mismo público (mujeres), sus objetivos son distintos y su público comienza a estar en lugares diferentes.
Cuando las pymes entran a un centro comercial tienen que manejar de otra manera sus negocios, desde la forma como se surten los stocks hasta el servicio que imparten.
Pero hay dos temas muy importantes que saltan a los ojos de los consumidores: la calidad visual y la formalización. “Con el ingreso a los centros comerciales se tiene que desarrollar una marca propia y subir un escalón en cuanto a imagen y formalidad”, afirma Duharte.
“Esto no es un tema de abrir un local, poner un letrero y mercadería adentro. La época de la escasez de productos ya pasó en el Perú, donde el que tenía mercadería vendía”, dice con contundencia Vigil.
La lógica de un centro comercial tiene que ver con la estandarización: todos los locales abren y cierran a la misma hora. Todos se benefician de las potencialidades del centro comercial (forman parte de él) y componen una oferta para todas las necesidades del público. Todos deben mantener una correcta calidad visual, tanto de sus productos como de sus vitrinas, y todos están comprometidos a dar un buen servicio.
Daniel Duharte, gerente de Márketing del Mall Aventura Plaza, ensaya una explicación para este fenómeno: “El Perú, al estar tan atrasado en cuanto a la llegada de centros comerciales [20 años en comparación con otros países de Latinoamérica], muchas tiendas que se desarrollaron no tenían un lugar donde poner sus negocios y por eso llegaron a los centros comerciales. Dieron un salto”.
“Estar dentro de un centro comercial significa estar en un lugar seguro, con mucho tráfico de personas y con una garantía de venta, dice Pedro Sevilla, gerente comercial del Real Plaza. Además está el tema de la imagen, el posicionamiento y la expansión hacia una nueva zona geográfica por atender”. De eso se benefició Elmer Mathews, gerente general de la marca de ropa femenina D’Luxe, durante los diez años que tuvo éxito en el sector “retail”.
Hoy D’Luxe tiene locales en el Plaza Lima Norte, Plaza San Miguel y el Centro Comercial Caminos del Inca. Y aunque por lo menos en dos de esos lugares las ganancias son buenas, Mathews ha decidido dejarlos. “Mi conclusión de más de diez años de lucha en los centros comerciales es que sirven para posicionar el negocio y que se deben aprovechar en el momento preciso, pero se debe salir en el momento indicado”, dice Mathews.
Es lógico: no todos los negocios funcionan en un centro comercial; solo el empresario define si es el camino correcto. “Lo primero que deberían tener en claro es qué es lo que quieren hacer y qué quieren conseguir, explica Sevilla. También deben tener clara su línea de negocio desde el comienzo y también un plan de mediano plazo”.
De otro lado, Percy Vigil, gerente general de Megaplaza, recomienda hacer un estudio previo sobre el comportamiento del público y sus expectativas de compra. Solo un análisis riguroso del mercado al que se quiere entrar puede prever el éxito, de lo contrario el futuro del negocio será como lanzar una moneda al aire. “Las marcas deben buscar la expansión, tener presencia en todo el mercado que les interesa”, dice Vigil
Mientras García, de Vogue, sabe que sus consumidores están en centros comerciales y quiere ganar terreno en esos espacios, Mathews, de D’Luxe ha fortalecido su “atelier” de San Isidro y planea incursionar en negocios inmobiliarios. A pesar de que se dirigen al mismo público (mujeres), sus objetivos son distintos y su público comienza a estar en lugares diferentes.
Cuando las pymes entran a un centro comercial tienen que manejar de otra manera sus negocios, desde la forma como se surten los stocks hasta el servicio que imparten.
Pero hay dos temas muy importantes que saltan a los ojos de los consumidores: la calidad visual y la formalización. “Con el ingreso a los centros comerciales se tiene que desarrollar una marca propia y subir un escalón en cuanto a imagen y formalidad”, afirma Duharte.
“Esto no es un tema de abrir un local, poner un letrero y mercadería adentro. La época de la escasez de productos ya pasó en el Perú, donde el que tenía mercadería vendía”, dice con contundencia Vigil.
La lógica de un centro comercial tiene que ver con la estandarización: todos los locales abren y cierran a la misma hora. Todos se benefician de las potencialidades del centro comercial (forman parte de él) y componen una oferta para todas las necesidades del público. Todos deben mantener una correcta calidad visual, tanto de sus productos como de sus vitrinas, y todos están comprometidos a dar un buen servicio.
Daniel Duharte, gerente de Márketing del Mall Aventura Plaza, ensaya una explicación para este fenómeno: “El Perú, al estar tan atrasado en cuanto a la llegada de centros comerciales [20 años en comparación con otros países de Latinoamérica], muchas tiendas que se desarrollaron no tenían un lugar donde poner sus negocios y por eso llegaron a los centros comerciales. Dieron un salto”.
“Estar dentro de un centro comercial significa estar en un lugar seguro, con mucho tráfico de personas y con una garantía de venta, dice Pedro Sevilla, gerente comercial del Real Plaza. Además está el tema de la imagen, el posicionamiento y la expansión hacia una nueva zona geográfica por atender”. De eso se benefició Elmer Mathews, gerente general de la marca de ropa femenina D’Luxe, durante los diez años que tuvo éxito en el sector “retail”.
Hoy D’Luxe tiene locales en el Plaza Lima Norte, Plaza San Miguel y el Centro Comercial Caminos del Inca. Y aunque por lo menos en dos de esos lugares las ganancias son buenas, Mathews ha decidido dejarlos. “Mi conclusión de más de diez años de lucha en los centros comerciales es que sirven para posicionar el negocio y que se deben aprovechar en el momento preciso, pero se debe salir en el momento indicado”, dice Mathews.
Es lógico: no todos los negocios funcionan en un centro comercial; solo el empresario define si es el camino correcto. “Lo primero que deberían tener en claro es qué es lo que quieren hacer y qué quieren conseguir, explica Sevilla. También deben tener clara su línea de negocio desde el comienzo y también un plan de mediano plazo”.
De otro lado, Percy Vigil, gerente general de Megaplaza, recomienda hacer un estudio previo sobre el comportamiento del público y sus expectativas de compra. Solo un análisis riguroso del mercado al que se quiere entrar puede prever el éxito, de lo contrario el futuro del negocio será como lanzar una moneda al aire. “Las marcas deben buscar la expansión, tener presencia en todo el mercado que les interesa”, dice Vigil
Mientras García, de Vogue, sabe que sus consumidores están en centros comerciales y quiere ganar terreno en esos espacios, Mathews, de D’Luxe ha fortalecido su “atelier” de San Isidro y planea incursionar en negocios inmobiliarios. A pesar de que se dirigen al mismo público (mujeres), sus objetivos son distintos y su público comienza a estar en lugares diferentes.
Cuando las pymes entran a un centro comercial tienen que manejar de otra manera sus negocios, desde la forma como se surten los stocks hasta el servicio que imparten.
Pero hay dos temas muy importantes que saltan a los ojos de los consumidores: la calidad visual y la formalización. “Con el ingreso a los centros comerciales se tiene que desarrollar una marca propia y subir un escalón en cuanto a imagen y formalidad”, afirma Duharte.
“Esto no es un tema de abrir un local, poner un letrero y mercadería adentro. La época de la escasez de productos ya pasó en el Perú, donde el que tenía mercadería vendía”, dice con contundencia Vigil.
La lógica de un centro comercial tiene que ver con la estandarización: todos los locales abren y cierran a la misma hora. Todos se benefician de las potencialidades del centro comercial (forman parte de él) y componen una oferta para todas las necesidades del público. Todos deben mantener una correcta calidad visual, tanto de sus productos como de sus vitrinas, y todos están comprometidos a dar un buen servicio.