Con el panorama actual, las compras online se han disparado un 20% solo en Estados Unidos y, según cifras publicadas por el portal Rankia Pro, el total de ventas retail llegó a 23,4% a finales de 2020. En este contexto, se espera que a nivel mundial las ventas en línea suban a la asombrosa cifra de 6,5 billones de dólares al año para 2023.
Con el estallido del “punto.com” en la década de los noventas la venta retail online se repartía entre unos pocos pioneros del comercio electrónico como Amazon o Ebay.
En ese entonces, las barreras de entrada para los minoristas eran mayores y muchos consumidores usaban estas grandes plataformas únicamente. Sin embargo, este panorama ha cambiado. Actualmente, a los usuarios les es más fácil y más barato vender productos en sus propias tiendas online.
Las tiendas web, el diseño corporativo, las soluciones para los procesos de pago, el almacenamiento y la publicidad a través de redes sociales son más accesibles y faciles de conseguir. En consecuencia, cada día son más los pequeños comercios que están utilizando sus propios marketplaces.
HUELLA DE CARBONO EN EL ECOMMERCE
Según el portal informativo citado anteriormente, “sólo en Alemania, los pedidos online dan lugar a que se entreguen más de 5 millones de paquetes cada día, y es una tendencia en alza. De media, uno de cada seis paquetes es devuelto y estas devoluciones generan altas emisiones de CO2”.
Sin embargo, es difícil comparar este impacto en la huella de carbono con la huella que genera el comercio minorista tradicional , porque “comprar en una tienda o supermercado también produce gases de efecto invernadero perjudiciales, por ejemplo, a través de la calefacción e iluminación de las zonas de venta, la entrega de mercancías a las tiendas o el viaje del cliente en coche”, explica la agencia alemana Rankia.
En la comparación, no solo se tienen en cuenta factores como el modo de transporte utilizado, el combustible consumido o la duración del viaje para la entrega de un paquete. Sino que también se tienen en cuenta variables como el almacenamiento, tasa de devoluciones y funcionamientos de los servidores de datos.
Un estudio del Öko-Institut de Berlín, una de las principales consultorías científicas de Europa para dar forma a un futuro sostenible, explica que “la huella de carbono generada por la compra online es mucho más alta en comparación con la compra en calle, debido a que en el caso de la venta retail online, hay más de emisiones de CO2 por la alimentación del servidor, el manejo en el centro de distribución y el uso del PC del cliente al hacer el pedido”.
Ha esto se le añade la entrega del paquete a través de los distintos canales de distribución. Seguidamente las prendas de vestir tienen las tasas de devolución más altas del sector, con alrededor de 0,7 devoluciones por artículo vendido.
“Esto significa que el embalaje y las devoluciones generan en promedio otros 250 g de CO2. Sin embargo, según el estudio, la venta retail online tiene una clara ventaja. No necesita áreas de venta que tengan que ser suministradas con electricidad y calor. Aquí, el Öko-Institut estima 1 kg por cada producto vendido. Incluso teniendo en cuenta la alta tasa media de devoluciones, sólo unos 919 g de CO2 se producen en Internet, mientras que unos 1.270 g se producen cuando se compra en tienda física. El resultado final del estudio es devastador para el comercio retail tradicional, porque el viaje del cliente, usando un medio de transporte promedio, también se debe tener en cuenta”, detalla el informe.
CÓMO REDUCIR LA HUELLA DE CO2
Para reducir significativamente las emisiones en el sector retail tradicional, “se aconseja a los consumidores que utilicen autobuses, trenes o bicicletas y, si es posible, que se trasladen a una gran ciudad. La huella de carbono personal no sólo se ve afectada positivamente por los viajes más cortos al trabajo y a las compras, sino que también vemos menores emisiones como resultado de la entrega de paquetes online”, explica el estudio.
En el caso de las ventas retail online, se recomienda, el uso de energías renovables como paneles solares para el funcionamiento de la tecnología utilizada en el servicio de atención al cliente, así como el uso de las tres “r” en su proceso de producción. Estas son, reutilizar, reducir y reciclar materiales en el embalaje, suministro y despacho de paquetes.