Por Willard Manrique, CEO de Grupo Crosland.
La inflación tiene un impacto directo en el consumo, como lo hemos venido experimentando en los últimos años. En la medida que ella se estabilizó y se reportaron ligeros incrementos en el empleo y la percepción de deterioro de la situación económica de los consumidores se redujo.
A nivel mundial, de lo que sí tenemos certeza es que este panorama económico complejo se mantendrá en el 2023. JP Morgan proyectó a fines de año que se espera una recesión menos pronunciada, ya que apuntan a que se produzca una estabilización de los mercados. El escenario alentador pasa por una proyección sobre las tasas de los bancos centrales que consideran que dejarán de subir, lo que influirá en la reducción de la inflación.
En el escenario nacional, el panorama económico y social es complejo. En materia de consumo, los peruanos siguen optando por comprar más marcas económicas y racionalizar el gasto. La consultora The Retail Factory (TRF) ha publicado un reciente reporte en diciembre, en el que precisan que 8 de cada 10 peruanos han cambiado sus hábitos de compra. Las tendencias más significativas son las que precisan que un 27% optó por comprar una marca más económica; y un 18%, buscó un sustituto. Un nada despreciable 9% dejó de comprar sus marcas habituales.
Las variables volumen, precio y oportunidad vienen siendo cada vez más valoradas, como se observa desde hace años. Esto ha motivado que la preferencia por las marcas blancas crezca. El reporte de TRF precisa que el 53% de los consumidores peruanos comprarían marcas propias o blancas en los próximos 3 meses con la misma frecuencia que el último año; mientras que el 19% considera hacerlo con más frecuencia.
Si se compara con otros países de la región, como lo presenta la misma investigación, el consumidor peruano es el que más ha crecido en compras de oportunidad, sobre todo en el canal autoservicios. Desde la posición de las marcas, debe considerarse un rebalanceo de canales, cuidando la dependencia del canal moderno en la medida que el portafolio de productos pueda ser sustituido por marcas blancas.
Por su lado, los minoristas deben seguir ajustando su oferta de productos a la capacidad de consumo, ofrecer servicios adicionales, brindar opciones de financiamiento y mejorar la experiencia de cliente. El valor del dinero y una compra más racional son cada vez más importantes en el consumo.