Gap -la industria textil más grande de América- viene desarrollando un plan de reestructuración para recuperar clientes, por lo cual está reinventando su cadena de suministro para competir con marcas de moda fast fashion, mientras que también viene reformando su estrategia de comercialización.
Es por ese motivo, que Arthur Peck, hoy en la presidencia ejecutiva de GAP, ha tenido que tomar un respiro y retraer la expansión que él mismo impulsó.
Peck tomó la presidencia en febrero pasado, al suceder a Glenn Murphy, quien estuvo al frente de este imperio del vestir (con cerca de 1.700 tiendas en todo el mundo) por siete años. Tiene 58 años, es un ex alumno de Harvard y como gerente operativo fue uno de los responsables de las movidas más audaces que ha dado la cadena de tiendas de ropa GAP hacia su expansión.
La reducción anunciada por GAP hace un tiempo atrás se debería básicamente a la caída de las ventas. La responsable sería la competencia con marcas como H&M y Zara, si se considera que la disminución viene más por el lado de la ropa femenina, un segmento en que la pugna es letal.
La cadena ha tenido que adecuar su estrategia y determinar sus puntos de venta más rentables y eliminar aquellos que no alcancen las expectativas, además, la firma norteamericana hace poco reconoció los errores de sus productos como no ofrecer suficientes colores, o hacer que la mercadería sea muy anticuada.
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ADAPTANDOSE A LA ERA DIGITAL
Un punto brillante para Gap es su rama digital, por esa razón Peck en una entrevista a Fast Company, admitió que estaba tratando de centrarse en experiencias de compras móviles, lo cual será un gran reto para la compañía. Gap mantiene la idea que la conexión con la tecnología es crucial para que la empresa atraiga a clientes jóvenes.
La empresa que facturó US$16.400 millones en su último ejercicio –y que aún mantiene presencia en medio centenar de países, incluido el Perú (donde tiene tres establecimientos)– ha tenido que adecuarse a los tiempos y ha sobrevivido gracias a la creación de marcas como Banana Republic y Old Navy, dos marcas creadas por Peck.
Tras la reorganización, GAP prevé tener 500 almacenes en Norteamérica y 300 tiendas ‘outlet’. Además, los analistas confían en que Peck no se permitirá el lujo de bajar a menos de 1.500 establecimientos de venta directa.
Las medidas adoptadas por GAP se prevé que permita ahorrar US$25 millones a partir del año fiscal estadounidense y, definitivamente, Peck espera tener que decir algo más interesante a sus accionistas que el fatal “tenemos que cerrar más tiendas”.