La industria del fashion retail se ha enfrentado desde sus inicios a un mismo cuestionamiento: cómo diseñar el producto correcto, ponerlo a disposición del cliente adecuado, en el tiempo requerido y a un precio justo.
Actualmente, los retailers enfrentan dificultades crecientes para satisfacer a un consumidor cuyas preferencias cambian rápidamente, sobre todo con el tema digital en las manos.
Por ello, la rentabilidad del negocio es hoy más vulnerable que nunca al cambio de preferencias y al acortamiento del ciclo de vida de los productos.
“En 2018 veremos que más marcas abordan las presiones de la vida moderna, incorporando propiedades de ajuste y rendimiento en las prendas”, sostuvo Katie Smith, directora de Retail Analysis & Insights en Edited al portal FashionUnited.
Marcas como Dockers, Levi’s y Uniqlo han ampliado sus colecciones actuales para incluir artículos más versátiles y funcionales, que se pueden llevar desde la oficina hasta el gimnasio.
De acuerdo a especialistas en el tema, los líderes del mercado internacional del fashion retail, como Zara y H&M, han transformado su modelo de negocio situando al consumidor final como elemento central.
Asimismo, el diseño de una cadena de suministro permite acortar los plazos de entrega de mercadería a los locales, ello se traduce en un aumento de la rotación del inventario y favorece en el crecimiento de ventas que genera los recursos necesarios para la expansión comercial.
En ese sentido, es sumamente relevante la integración de la cadena de suministro en el fashion retail como elemento potenciador de una expansión exitosa y rentable a escala internacional.