Para poder entender qué es una concept store, hay que escuchar a dos mujeres. Una, Carla Sozzani, milanesa, en edad de jubilarse. Hace 22 años se cansó de soportar la presión de los anunciantes de las revistas que dirigía y abrió en un antiguo garaje, en un barrio de clase trabajadora que nunca había pisado, el espacio 10 Corso Como. Arriba, galería de arte y librería; al fondo, tienda; y en el patio, un restaurante. La otra mujer, Sarah Lerfel, parisina, tiene 36 años, estudió Historia del Arte y en 1997 inauguró Colette en el 213 de la rue Saint-Honoré. En la planta calle, libros y DVD mezclados con deportivas y potingues. En el primer piso, ropa de vanguardia que se pelea con el arte de más vanguardia. En el sótano, solo, un Water Bar…
«Simplemente, creo que aún sigo editando», dice la italiana. La francesa se explica más: «Siempre he tenido interés tanto por un nuevo artista joven como por un nuevo par de zapatillas. Trabajamos como una revista. Utilizamos la galería para presentar el trabajo de alguien que nos gusta y la tienda para introducir nuevos diseñadores de moda».
Mucho antes de que ellas inauguraran sus negocios, Coco Chanel ya decía: «La moda no es algo que existe solo en los vestidos. Está en el cielo, en la calle, tiene que ver con las ideas, la forma en que vivimos, lo que está sucediendo». Y los modernos zocos, las concept stores, quieren reunir en un mismo espacio todo lo que sea moda. Desde una goma de mascar de dos euros hasta un coche de 200.000. La emoción de Colette o de 10 Corso Como viene de encontrar lo inesperado. «Una tienda concepto es un lugar donde las cosas suceden en calma y donde el arte, la cultura y el comercio se mezclan dice Sozzani. Lo más importante es que la cultura está todo el tiempo y es tan importante como el comercio. La gente viene, ve una exposición, ojea libros, dialoga…».
Y con sus selecciones, cómo no, dictan las tendencias. «Yo solo mezclo las cosas que me gustan comenta Lerfel; si algo en Colette se convierte en una tendencia, sería feliz, pero pronto pararíamos: estaría en todas partes y ya no nos gustaría más».Su capacidad de marcar tendencia, muchas veces, es más fuerte que la de las grandes cabeceras internacionales. Un ejemplo: los zapatos deportivos de suela gruesa y curva exagerada, MBT, se veían como ortopédicos hasta que Sozzani los reinterpreta y los exhibe rodeados de vestidos de alta costura. El mundo de la moda se pregunta: ¿qué mejor calzado para correr de un desfile a otro en la Semana de la Moda?
Todas las concept stores deben tener su carácter. Así, sin abandonar París, en Merci todo es bohemio. Está en un tramo del poco atractivo Boulevard Beaumarchais, en el noreste del Marais. Para muchos fashionistas: la periferia. Territorio prohibido. Ahora es el templo de los boho chic. Todo tiene un aspecto de usado, de otra época, aunque en sus perchas convivan Chanel y Gap. Como complemento, una cantina que no bar o una floristería. Parte de las ganancias va a organizaciones benéficas.
Viajamos a Londres. En el Eurostar. En pleno barrio de Mayfair, Rei Kawakubo, diseñadora de Comme des Garçons, mezcla sus propios diseños con los de otros maestros en un edificio de seis pisos: Dover Street Market. Todo es efímero. El escenario cambia cada seis meses. Esta temporada te proponen una caseta de obra como probador.
Andreas Murkudis también se rodea de lo último, pero no nos lo pone fácil. Ni a nuestra Visa. Responsable del auge del barrio de Mitte en Berlín, fue pionero al abrir en 2000 sus tiendas AM2 y AM3. Ahora acaba de iniciar un viaje incierto. Su nueva apuesta se sitúa en un tramo remoto de la Potsdamer strasse. Una zona gobernada, hasta hace poco, por traficantes y prostitutas. La nueva tienda lleva su nombre, mezcla mobiliario, porcelana y gafas con moda. El dato: la mayoría del vecindario no puede pagar su mercancía, que se expone en casi 11.000 metros cuadrados. ¿Conseguirá regenerar el barrio como hizo con Mitte a principios de siglo? La respuesta: próximamente…
Viajamos a otra capital de la moda, Nueva York. En el Meatpacking District se asienta Jeffrey. Una leyenda que ha hecho sombra a grandes almacenes como Saks, Barneys o Bloomingdales. Pero la concept store de referencia en Estados Unidos no está en la Gran Manzana, sino en Miami. Un espectacular edificio art déco concebido por Henry Hohauser es la sede de The Webster Miami. Al frente, el polifacético Milan Vukmirovic, ex de Trussardi, hoy reconvertido en fotógrafo y editor de una nueva revista (en papel y con más de 600 páginas). Como la feria de arte de Miami Basel, una cita obligada para la jet set. Entre cuadros anda el juego.
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