A pesar que el impacto económico debido a la pandemia del coronavirus ha sido muy profundo, el panorama económico global no es tan oscuro como se preveía hace apenas tres meses.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera una contracción del 9,4% en Latinoamérica y el Caribe este año, la mayor recesión registrada en la región.
La situación sigue siendo precaria en muchos países en vías de desarrollo y en mercados emergentes además de China.
Es por ese motivo que el FMI se encuentra preocupado además por los crecientes niveles de endeudamiento.
Hasta la fecha, el Fondo Monetario Internacional ha proporcionado asistencia financiera, principalmente a través de sus instrumentos de créditos de emergencia y préstamos precautorios, a aproximadamente 80 países.
La incertidumbre sin precedentes provocada por la pandemia significa que es más difícil planificar las políticas económicas y que los objetivos corren el riesgo de quedarse rápidamente obsoletos.
Al mismo tiempo, las autoridades económicas de los países deberán seguir actuando con agilidad para responder a los shocks económicos y hacer frente a riesgos futuros.
RETROCESO A RAÍZ DEL COVID-19
El FMI indica que sin ayuda los países en desarrollo de bajo ingreso (PDBI) se exponen a perder una década de progreso porque tienen especial dificultad para hacerle frente.
Desde marzo, los PDBI se han visto golpeados por una confluencia excepcional de shocks externos: una drástica contracción de las exportaciones reales; la caída de los precios de las exportaciones, sobre todo el petróleo; menos capital y entradas de remesas; y disminución de los ingresos correspondientes al turismo.
“El FMI podría desembolsar rápidamente US$50.000 millones a través de sus servicios financieros de emergencia a países de bajos ingresos y mercados emergentes que se enfrentan al COVID-19”, comentó Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional.
A lo que agregó que los costos humanos de la pandemia por el coronavirus ya son inconmensurables y todos los países necesitan trabajar juntos para proteger a las personas y limitar el daño económico.
Finalmente, explicó que para la mayoría de los países, la economía tras la pandemia será diferente de la que existía antes.
“A medida que la recuperación se afiance y los efectos de la crisis sean más claros, los programas del FMI deberán desviar la atención hacia reformas que impulsen el crecimiento y brindar así asistencia a sus miembros para que logren una recuperación fuerte y sostenible tras la crisis, dijo Georgieva.