Mientras las infecciones por el COVID-19 en el mundo ya sobrepasan los 13 millones y continúan investigando la posible vacuna, se tienen proyecciones que apuntan hacia una mejoría.
El Fondo Monetario Internacional estima que Latinoamérica experimentará una contracción económica este año equivalente a lo sucedido tras el crack del 29, informó el portal de noticias BBC.
DOS MOTIVOS PARA LA RECUPERACIÓN
Para los expertos en temas económicos, existen dos motivos que explican la dramática caída de 2020, pero también la posible recuperación en 2021.
El primero es la evolución de los efectos económicos propios de una pandemia, mucho más rápidos que en crisis derivadas de otros motivos.
El segundo se debe a razones intrínsecas a la región, como su fuerte dependencia del precio de las materias primas (principal exportación de la región), el turismo (sobre todo en el Caribe) y la vinculación China-Latinoamérica.
Esta dependencia se manifiesta en la participación de los países latinoamericanos en cadenas de producción globales, paralizadas debido a las cuarentenas y las restricciones de movilidad.
El cobre es un motivo de preocupación en Chile (primer exportador del mundo) o Perú, dado que las exportaciones se elevan al 30%.
PROGRAMAS SOCIALES Y DE INVERSIÓN
Debido a que cerca de la mitad de población en Latinoamérica trabaja en condiciones de informalidad, es imperativo que los gobiernos no solo apoyen al sector privado, sino también poner dinero directamente en los bolsillos de la gente a través de mayor gasto en programas sociales e inversión en infraestructura, salud y educación.
Además, los bancos centrales deben redoblar esfuerzos para facilitar el crédito a las empresas y continuar bajando las tasas de interés de manera contundente.
“Los costos de no atajar la crisis de manera frontal serían elevados, no solo en el ámbito económico sino también en el político”, indicó The New York Times.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), informó que América Latina registró en los últimos cinco años un aumento del hambre que podría afectar a un 9,5 por ciento de su población en 2030, un escenario severamente agravado por el COVID-19.