A medida que la tecnología avanza, la innovación continúa impulsándose. Cada vez más se desarrollan novedades que antes creíamos que se quedarían en la ficción. Por ejemplo, a lo largo de los años los ingenieros y científicos han logrado que los robots interactúen con los humanos, que transmitan sentimientos, que realicen labores del hogar, que atiendan en restaurantes y ahora pueden hasta detectar olores.
Recientemente, un grupo de científicos ha conseguido replicar en robots el sistema olfativo de los seres vivos usando una composición de antenas de insecto e inteligencia artificial.
En tanto, que un robot sea capaz de percibir olores ya es una realidad. Los investigadores de la Escuela Sagol de Neurociencia en la Universidad de Tel Aviv, en Israel, han creado una “nariz robótica que funciona como la de los humanos”. En el futuro, se cree que esta tecnología podría usarse para detectar drogas, explosivos y hasta enfermedades.
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En primer lugar, los investigadores utilizaron sensores biológicos (similares a los que se encuentran en las antenas de los insectos) para detectar sustancias químicas en el aire que les rodeaba. Después probaron si su algoritmo de aprendizaje automático podía identificar esas sustancias químicas como olores específicos.
Por último, cuando se le presentaron tres olores distintos (aceite de lavanda, aceite de limón y aceite de clavo), el robot fue capaz de clasificarlos correctamente en un 80% de las ocasiones.
Según lo indicado, esta tecnología para detectar olores sería la más avanzada de su tipo y supera en un índice de 10 mil veces más a otros dispositivos o productos tecnológicos especializados en esta área específica.
Este hito científico supone un avance enorme en la identificación de olores por parte de robots y para conseguir llevar a cabo el desarrollo se ha tenido que crear una plataforma denominada como “biohíbrida”. Esta emplea sensores biológicos para la detección y sistemas electrónicos para la transmisión de información.
Gracias a esto y a los algoritmos de la inteligencia artificial, se logró construir con éxito un robot capaz de distinguir olores como ningún otro dispositivo ha logrado realizar hasta la fecha.
Así funciona esta tecnología
Sin embargo, el desarrollo de este robot capaz de oler ha sido complicado y ha supuesto un reto. En primer lugar, se necesitaban resolver una serie de cuestiones, entre ellas encontrar una parte biológica capaz de capar olores con precisión. Esto terminó llevando a los científicos a usar antenas de una langosta del desierto.
Las antenas fueron conectadas a un sistema electrónico cuya función era medir de forma constante y precisa la señal eléctrica generada por las antenas al percibir algún tipo de olor. Lógicamente, esto solo conseguía indicar que las antenas había captado un olor, pero no los clasificaba por sus características.
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Para conseguir clasificar los olores se utilizó una Inteligencia Artificial, la cual tras haber sido entrenada era capaz de identificar los olores al mismo nivel que una nariz humana. De esta manera, se le otorgó al robot la habilidad de distinguir olores según su señal de salida.
Con toda esta información, los científicos pudieron desarrollar un sistema que diferenció correctamente ocho de los olores puros que reconoce nuestro sistema olfativo. Entre ellos geranio, mazapán y limón.
Robot capaz de detectar drogas y explosivos
Según el informe del estudio, las aplicaciones de esta tecnología son más importantes de lo que parece. Desde la detección de drogas y explosivos, hasta la identificación de células cancerígenas. Incluso la industria agrícola podría sacarle partido, detectando con ellas pestes que puedan representar un peligro para las siembras.
“Por ejemplo, algunos animales tienen capacidades asombrosas para detectar explosivos o drogas; la creación de un robot con olfato biológico podría ayudarnos a preservar la vida humana e identificar a los delincuentes de una forma que hoy no es posible. Algunos animales saben detectar enfermedades. Otros pueden percibir terremotos. El cielo es el límite”, mencionó el Dr. Ben Maoz.
La tecnología desarrollada para este robot funciona casi de la misma forma en la que lo hacen los sentidos humanos. En nosotros, el estímulo es percibido por un órgano sensorial, y posteriormente el cerebro lo convierte en impulsos eléctricos para descifrar la información. “La naturaleza está mucho más avanzada que nosotros, así que debemos utilizarla”, comenta el Dr. Ben Moz. “El principio que hemos demostrado puede utilizarse y aplicarse a otros sentidos, como la vista y el tacto”, concluye.
Cabe destacar que el proyecto trabajo fue liderado por Neta Shvil, un estudiante de doctorado de la Universidad de Tel Aviv, e incluyó a otros miembros como el doctor Ben Maoz de la Facultad Fleischman de Ingeniería y los profesores Yossi Yovel y Amir Ayali de la Facultad de Zoología.