Lejos de la costumbre de achacar a la pandemia todos los males globales, se empieza a hablar de un grave problema de potencial falta de abastecimiento mundial derivado de las consecuencias de la misma. En este artículo vamos a analizar este complejo tema que está afectando a la cadena de suministro global.
El modo de transporte marítimo mueve más del 80% de todo lo que consumimos. Podemos agruparlo en cinco categorías en función de la mercancía que se transporte o de su naturaleza: graneles sólidos (como por ejemplo el carbón o la chatarra), graneles líquidos (como el petróleo o sus derivados), carga rodada (por ejemplo, vehículos), carga general (que es todo aquello que no cabe dentro de un contenedor, como por ejemplo un vagón de metro o tubos muy largos) y los propios contenedores.
Para analizar el desabastecimiento de alguno de los eslabones de la cadena logística global, nos fijaremos en los contenedores marítimos, puesto que se trata de los elementos utilizados para transportar la totalidad de lo que consumimos. En las últimas décadas, se ha consolidado el uso del contenedor marítimo de 20 pies para el transporte de mercancías por mar. Se trata de un sistema sencillo que permite trasladar mercancías entre el puerto y la terminal con relativa simplicidad.
En su informe sobre transporte marítimo 2019, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés) preveía una expansión del comercio marítimo internacional a una tasa promedio de crecimiento anual del 3,4 % durante el período 2019-2024, que sería impulsada por el transporte de contenedores, graneles secos y gas.
No obstante, en dicho informe se alertaba de una excesiva dependencia de la demanda de importaciones china, básicamente porque en el año 2018 las importaciones de China representaron la cuarta parte del comercio marítimo mundial total.
Pero si la economía china sigue creciendo y es considerada la fábrica del mundo, ¿qué es lo que está pasando con el transporte marítimo para que comience a aparecer un problema de abastecimiento?
Fijémonos en otros tres factores que resultan claves para comprender este tema: el aumento del comercio electrónico derivado de las nuevas costumbres post-confinamiento, los problemas de personal en los puertos chinos y la falta de contenedores suficientes. Mientras que las dos primeras variables son comprensibles, ¿qué está ocurriendo con la falta de contenedores?
Es evidente que debido al aumento exponencial del comercio electrónico, la demanda comercial de espacios en contenedores se haya vuelto superior a la oferta. Debido a este fenómeno, a inicios de año llevar un contenedor desde China a Europa podía costar cerca 1.130 dólares (dependiendo del origen y destino). Pero, durante el mes de agosto se llegaron a pagar casi 15.000 dólares.
Ante esta situación, podríamos pensar que lo lógico sería inyectar más contenedores en el mercado, pero aquí viene el segundo problema: la escasez de acero para fabricarlos. Y no sólo eso, sino también de palés de carga que permitan mover la mercancía que en ellos se transporta.
Pese a que, entre los meses de setiembre y octubre las tarifas para llevar un contenedor de China a Estados Unidos se han reducido a la mitad debido a los brotes de Covid-19 y a la crisis energética, aún se encuentran muy alejadas de los valores que se pagaban antes de la pandemia.
Analizando el fenómeno de la falta de contenedores, podemos entrever por qué la pandemia es la causante de gran parte del problema. Y es que la raíz no es que no haya suficientes contenedores en valor absoluto en todo el sistema global, sino que están en el lugar incorrecto.
Mientras en Estados Unidos y Europa se produjeron confinamientos estrictos, en algunos países de Asia se seguía produciendo con relativa normalidad. La demanda de los productos se contrajo radicalmente y el tráfico de contenedores pasó a ser asimétrico, originando que muchos de los buques no pudieron llevar de regreso a Asia los contenedores, que se quedaron en Estados Unidos y Europa.
Para colmo de males, la meteorología también ha sido adversa, debido a que la temporada de tifones en Asia ha provocado que las operaciones sean más lentas que en otras épocas.
Por tanto, en resumen, la pandemia nos deja la escasez de chips que ahora se está acusando, los precios del gas más altos de la historia y un aumento de los fletes marítimos que se debe a la escasez de contenedores, que se encuentran donde no deberían estar y que provocan que la demanda sea superior a la oferta.
En consecuencia, el aumento de los precios del transporte, que empieza a notarse en los bolsillos de los consumidores, y el potencial desabastecimiento debido a la falta de capacidad de carga serán temas candentes a tratar en este cierre de año y el inicio de 2022. Se deberán buscarse soluciones, puesto que el problema no tiene visos de solución a corto plazo.