Un trabajador fue despedido por una empresa informática luego de haber descubierto un “plan” organizado para no trabajar: llamarse por teléfono a sí mismo para ocupar la línea y que otras llamadas entrantes sean derivadas a sus compañeros.
El hombre en cuestión, del que no trascendieron sus datos, trabajaba en una compañía de soporte informático desde mayo de 2019. Había acordado trabajar en home office. Su tarea consistía en atender, desde su casa, los llamados de clientes que pidieran soporte.
Pero para evitar hacerlo, el empleado en cuestión ocupaba deliberadamente su línea personal para que nadie pudiera comunicarse. Según consta en un expediente judicial, el trabajador realizó más de 190 llamadas a su propio número para evitar que ingresaran al sistema las solicitudes de los clientes de la firma. El sistema consistía en ocupar la línea para desviar las consultas a otros trabajadores.
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Empresa echó a trabajador y fueron a juicio
Cuando la compañía advirtió la maniobra, el empleado fue despedido. La compañía alegó “fraude, deslealtad y abuso de confianza”. El hombre hizo juicio, pero un Tribunal Superior canceló hoy la última instancia y le dio la razón a la empresa. El particular caso ocurrió en España.
“Esta actitud no fue un hecho puntual, sino que lleva repitiéndose continuamente mes tras mes, y con distintos intervalos de duración de esas llamadas, por lo que ha manifestado con ello, fraude, deslealtad y abuso de confianza en las gestiones encomendadas”, expresa el documento.
“Mientras su trabajo es atender a los clientes y solucionar incidencias, usted de manera consciente y reiterada ha falseado datos dejando de atender a los clientes, los cuales nos contratan para darles un servicio y por el cual cobramos”, acota.
Tribunal desestimó demanda del trabajador
En julio de 2022, el Juzgado Social N° 4 de Santa Cruz de Tenerife desestimó una demanda formulada por el trabajador. El jurista confirmó lo estipulado en la carta de despido y tildó el comportamiento del empleado de “fraudulento y desleal”, perjudicando a sus compañeros con sobrecargo de trabajo que le correspondía al demandado.
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“Nos encontramos ante una conducta engañosa y continuada, no ante un acto aislado, que quiebra la confianza de la empresa, pues incide directamente en el modo en que el actor prestaba los servicios propios de su categoría profesional, sin perjuicio de que también afectaba a otros trabajadores, porque el demandante pasaba a ser el último de la fila para atender las llamadas entrantes”, afirma la Justicia.
Así las cosas, la justicia española señaló que el despido es “proporcional a la gravedad de los hechos cometidos”.
