En un momento dado, muchos pensaron que el comercio electrónico manejaría, más o menos, las mismas palancas de éxito que el comercio tradicional, pero quizá en primera instancia tan solo se trasladaron las tiendas a internet, pero las previsiones de futuro demuestran que el e-commerce es un sector nuevo que tiene mucho de imaginación, algo menos de estrategia y que, sobre todo, pone al cliente por primera vez en el centro de la ecuación.
El e-commerce está en pleno boom, espoleado por un crecimiento exponencial en el último lustro, actualmente Europa factura en torno a 360.000 millones de euros anuales solo en compras por internet, una cifra que se sitúa por encima de la gigantes como Estados Unidos.
La clave de su desarrollo, como apuntan varios directivos de cadenas de retail, puede residir en la confianza del comprador.
“La barrera del fresco caerá cuando los clientes vean que reciben el mejor producto, cuando reciban la pera o el pescado que ellos hubieran escogido en persona y no la que está un poco podrida. Si el trabajo está bien hecho y se mira por el interés del comprador, nos lanzaremos a comprarlo”, dicen desde PayPal.
España es uno de los fortines de este tipo de compra, con una factura de 17.000 millones anuales con previsiones al alza,en Estados Unidos están viviendo la superurgencia: la entrega en el día, es como si del first-mover advantage hubieran pasado al fastest delivery advantage.
Cabe destacar que el papel de la logística y el transporte se han convertido en elementos clave en el e-commerce, no solo porque son los únicos que tienen contacto físico con el comprador final, sino que además determinan su grado de satisfacción.
“No puede haber una compra feliz si el producto no se entrega bien, el repartidor es el único contacto físico del vendedor, los embajadores de la tienda”, indicó Yves Delmas presidente de Seur.