En España, Inditex es el mayor y mejor inquilino; entre superficie propia y alquilada, mueve tres millones de metros cuadrados de superficie comercial, los cuales se reparten en más de 5,500 tiendas en más de 80 países. Sus arrendamientos valen más de 1,400 millones de euros anuales. El mercado español, que representa un 21% sobre un total de ventas de 16 mil millones de euros, tuvo unas pérdidas del 5% en 2012 y esto le ha llevado a renegociar los pliegos contractuales de sus alquileres, como sucedió en el 2009.
Esto representa una mala noticia para los arrendatarios, especialmente los de los centros comerciales, por el efecto tirón que ejerce Zara.
A pesar de la crisis, la multinacional gallega exige a cada uno de sus establecimientos de las marcas Zara, Bershka, Oysho, Stradivarius o Pull&Bear ubicados en un centro comercial una rentabilidad mínima del 8%. Si no se cumplen las cifras, se barajan reubicaciones, cambio de formato o el cierre del establecimiento. Ante la generalizada caída de las ventas, el gigante textil ha apostado por reformular los pliegos contractuales de los alquileres, introduciendo en la renta un pago variable, vinculado al nivel de ventas originadas por el establecimiento, y reduciendo el pago fijo mensual.
Una nueva forma de gestión que en Foromarketing consideramos positiva, si con ella se evitan otras medidas como despidos de personal o incluso el cierre de la tienda y siempre que la mejora en las condiciones del alquiler sea extensiva al resto de establecimientos del mismo centro comercial.
Estamos convencidos de que los centros comerciales tienen que reinventarse para poder asegurar su supervivencia. En Francia, las firmas arrendatarias pagan en función del número de visitantes a los centros comerciales y son estos enclaves los que tienen que contar con las herramientas de marketing a su alcance para atraer a esos visitantes y asegurar la rentabilidad de las marcas en él instaladas. Zara ha planteado un reto, ahora toca ver qué respuesta y cómo repercute en el mercado.