Las oportunidades para crear un negocio propio crecieron significativamente durante la pandemia, lo que conllevó a la implementación de estrategias y modelos digitales. Diversos rubros supieron adaptarse con éxito a la digitalización, atrayendo a nuevos compradores y capitalizando mayores ganancias.
El último estudio de Perú Factura, reveló que solo el 2.44% de los encuestados considera ventajoso el ahorro de mantener una tienda física. Ya que todavía se asumen las redes sociales, o la web que utilicen, como un medio para alcanzar a la mayor cantidad de clientes (32.93%). Otros beneficios son la fidelización y atracción de compradores, así como lograr una mejor comunicación con ellos.
En palabras de Renzo León Velarde, gerente de Perú Factura, señala que la percepción de los canales digitales sigue siendo un medio adicional al modelo de venta, que sirve para la fidelización y comunicación con los clientes. “El emprendedor peruano considera necesario tener un lugar de exposición del producto”, afirma.
Rubros
La mayoría de los emprendimientos (20.73%) está relacionados a la venta de comida, que utilizan las redes sociales o una web propia para ofertar su carta. Le siguen los bodegueros (19.51%) y los que ofrecen calzado y/o prendas de vestir (15.85%). El porcentaje restante lo conforman rubros de importadores, manufactureros, los que ofrecen servicios especializados, salud y otros.
Demografía
Es cierto que los jóvenes, entre 18 a 25 años, son los más familiarizados con las herramientas digitales, explica León, más no son necesariamente son emprendedores. Este grupo apenas congrega el 10.98% de participación, similar porcentaje que los más adultos (mayores de 51), lo que deja a los milennials (entre 26 y 40 años) con más del 60% de la participación en los canales digitales.
Por otro lado, el informe señala que la participación de las mujeres (59.76%) con las herramientas digitales es superior al de los hombres (40.24%). Una diferencia que le da vuelta a las brechas digitales que se registraban en los últimos años, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde habían un margen que ponía a los hombres por encima en el uso y manejo de las TIC.