Las cadenas de suministros y los fabricantes están comenzando a sufrir las consecuencias de la expansión de Ómicron en China. El país asiático está tomando medidas contundentes para frenar los brotes que está provocando la nueva variante y esto podría desatar el caos en la cadena de suministros mundial.
De hecho, fabricantes y transportistas ya preparan el terreno para un más que posible parón en la distribución.
La estrategia de China hasta ahora frente al virus siempre ha permitido que las fábricas siguieran funcionando y no pararan de producir ante la alta demanda que llegaba desde todas las partes del mundo.
Sin embargo, Ómicron podría provocar una situación sin precedentes, según ha informado la agencia financiera Bloomberg.
En Pekín no quieren correr el riesgo de que el virus se expanda nuevamente entre toda la población ante la alta tasa de transmisibilidad de Ómicron.
Desde mediados de octubre, cada día se han detectado casos de infección local, por lo que plantean restricciones más estrictas aún para frenar su propagación, y el posible cierre de ciudades afectaría a toda la cadena de suministros mundial.
El “centro de fabricación mundial”
China aún no ha visto mermada su capacidad de producir a diferencia de países como Australia o Japón, donde hay un grave desabastecimiento alimenticio.
No obstante, con la inminente llegada de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, que se llevará a cabo entre el 4 y el 20 de febrero de 2022, las restricciones podrían aumentar y provocar esa escasez.
El experto en cadena de suministro, Thomas O’Connor, asegura que “China sigue siendo el centro de fabricación mundial” y que los “cierres significativos en las fábricas y la logística de China” tendrían “un impacto masivo en el entorno económico mundial“.
De momento, los efectos ya se están notando en varias industrias. Se han cerrado fábricas de ropa, se han reducido entregas de gas alrededor de uno de los puertos marítimos más grandes de China (Ningbo).
Además, se ha interrumpido la fabricación de chips para ordenadores en Xi’an y se ha cerrado parcialmente el puerto de Yiantian, uno de los puertos de contenedores más grandes de Asia.
Esta crisis de suministros, unida a la escasez de camioneros o pilotos, está provocando un aumento disparado de los precios. Los contenedores de envío y las materias primas están rozando sus precios máximos de los últimos años, una situación que podría alargarse hasta finales de año, según Oxford Economics.
Los costos de fletes provenientes de China bordean actualmente los $20,000, cuando antes de la pandemia se pagaba entre $3,000 y $5,000 dólares.
Frederic Neumann, codirector de investigación económica asiática de HSBC, advierte que podría desencadenarse “la madre de todos los tropiezos en la cadena de suministro mundial“.