Cada vez es más frecuente escuchar sobre el crecimiento del fast fashion, que no es más que la rotación de las colecciones y la variedad de prendas, porque cuánto más se aumenta la rotación hay un mayor aumento de ventas.
El fast fashion es una estrategia empresarial que consiste en introducir colecciones de ropa que siguen las últimas tendencias pero de fabricación rápida y barata lo que permite el acceso a la moda a precios bajos.
Lo que hasta ahora no había ocurrido es que esta estrategia comercial se usara en las cadenas departamentales de lujo como Lord Taylor, la cual está decidida a seguir el ejemplo de Xcel Brands y Zara, según da cuenta un artículo del Wall Street Journal.
Para ello, la cadena de tiendas se ha visto obligada a realizar modificaciones en su cadena de suministro para captar más rápido las tendencias de moda, dejando atrás los 9 meses que demoraba en reponer su stock para pasar a 6 semanas para que esto ocurra.
Y es que no hay tiempo que esperar, las tiendas por departamentos están sufriendo el impacto de la agresividad de Inditex, compañía que maneja la marca Zara.
Hoy en día, las firmas encuentran un consumidor exigente, bien informado, sensibilizado y cien por ciento digitalizado. Incluso muchos demandan a estas empresas que sepan dialogar con ellos.
Además, los grandes de la moda: Inditex, H&M, Uniqlo, están beneficiándose del big data para sacar el máximo partido a sus estrategias de marketing digital. Otros, como Hugo Boss, llevan dos años dedicando ingentes esfuerzos por eliminar las barreras entre la venta física y el online.
Una de las industrias que más ha crecido a nivel mundial en las últimas décadas es la textil y confecciones. La imposición de tendencias marca la pauta y obliga a cambiar vertiginosamente el guardarropa de miles de personas cada temporada.
Sin embargo, la industria fast fashion fue calificada de “emergencia medioambiental” por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ya que considera que la moda ‘low cost’ produce consecuencias negativas al planeta.