Las expectativas empresariales sobre la economía peruana se mantienen pesimistas y en sus niveles más bajos, advierte un informe de la agencia calificadora de riesgo Fitch Ratings. Enfatiza sobre cómo el gobierno del Presidente Castillo ha empeorado el complejo escenario que arrastra ya varios años.
Para los analistas internacionales, esta situación se conecta cada vez más con el escenario económico. La persistente crisis política y los “problemas autoinflingidos” del país están frenando el crecimiento, aunque el 75% de los emisores corporativos en el país andino tiene perspectiva estable.
Hector Collantes, director asociado de Fitch Ratings, puntualiza que la actividad económica metalúrgica y minera del Perú se contrajo 3,5% interanual en los primeros cinco meses del 2022, y ante este escenario el pronóstico de PBI para este año que tiene Fitch de Perú ha pasado de 2,5% a 2,3%.
“El crecimiento se verá restringido por el endurecimiento de las políticas fiscales y monetarias, el aumento de los precios del petróleo, el descenso de los precios del cobre y la incertidumbre en torno a la resolución de los conflictos sociales”, remarca Collantes. Por otro lado, aunque se evidencia una recuperación del mercado laboral en Perú, la gran mayoría de trabajadores son informales. De hecho, Comex Perú asegura que el mercado laboral retrocedió seis años.
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Para Fitch, la presidencia de Castillo viene siendo una gestión “asediada” por inestabilidad en el poco más de un año de extensión que tiene. La agencia precisa que Castillo “aplicó políticas antiempresariales, remodeló cinco gabinetes y se enfrenta a seis investigaciones del fiscal general por acusaciones de corrupción”. En paralelo, Fitch resalta que el poder del Congreso se debilita y diluye.
Además de esto, indican que esta gestión ha cerrado el diálogo con el sector privado y ha facilitado el desarrollo de huelgas y formaciones sindicales, aprobando también normativas que dificultan la subcontratación laboral.
Aunque subieron ligeramente en julio, las expectativas empresariales sobre la economía peruana, que son monitoreadas mes a mes mediante una encuesta del Banco Central de Reserva (BCR), se mantienen en el tramo pesimista y en niveles bajos, en línea con las diversas señales que se perciben desde el Poder Ejecutivo.
De hecho, Fitch indica que estas vienen alcanzando niveles similares a los que tenían durante la crisis financiera global del 2008-2009, un punto al que también llegaron cuando inició la pandemia del Covid-19. Para la agencia, la crisis política “perjudica los ya bajos niveles de expectativas empresariales” con mayor fuerza.
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Entre otros aspectos que afectan las expectativas del empresariado en Perú, Fitch recuerda que se aprobó en el país normativas laborales que dificultan la subcontratación laboral y apunta que el gobierno de Castillo mostró su apoyo al fortalecimiento de los sindicatos “mediante la promulgación de decretos y la reescritura de normas ministeriales como parte de su plataforma de izquierda”.
“Estas acciones evitaron el debate con los empresarios en contra de las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo y los alejaron del Consejo Nacional de Trabajo”, menciona Collantes.
La agencia destaca que solo el 23% de los peruanos trabaja en un entorno formal, y de esta cifra, solo el 5% está sindicado. “Sin embargo, estas cifras son del 31% y el 23% en los sectores de la minería y el petróleo y el gas, respectivamente, generadores dominantes del PBI del país”, sentencia.