El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha proyectado un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de Perú del 2.5% para el año 2024, impulsado por una recuperación en sectores clave como la agricultura, la pesca y la minería.
Según la reciente evaluación del FMI, la economía peruana ha mostrado signos de recuperación tras los choques climáticos consecutivos y la agitación social de principios de 2023. La inflación ha disminuido gracias a las políticas monetarias restrictivas implementadas por el banco central, y tanto la situación fiscal como el sistema financiero del país permanecen sólidos.
A pesar de estos avances, el FMI advierte que la incertidumbre política sigue siendo un factor limitante para el potencial de crecimiento del país. Aunque actualmente se vive un periodo de relativa estabilidad política, la falta de consenso para realizar reformas estructurales necesarias impide un crecimiento más robusto.
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Se espera que el consumo privado y la inversión privada se recuperen moderadamente, mientras los salarios nominales comienzan a recuperar su poder adquisitivo. Sin embargo, la confianza de los consumidores y empresas sigue afectada por la alta incertidumbre política y podría disminuir en el año.
Adicionalmente, mientras los efectos de El Niño se disipan, se prevé que la inflación disminuya rápidamente, estabilizándose hacia el punto medio del rango meta del banco central. Asimismo, la balanza de la cuenta corriente debería volver a registrar un déficit del 1.1% del PBI en 2024, estabilizándose alrededor del 1.5% del PBI a mediano plazo, apuntó el organismo.
Riesgos a la economía peruana
El FMI subraya que el balance de riesgos para Perú es equilibrado y que el país cuenta con amplias reservas para enfrentar posibles choques adversos. No obstante, las perspectivas siguen siendo inciertas. Los principales riesgos internos incluyen una intensificación de la incertidumbre política, el malestar social y nuevos choques climáticos.
En el ámbito externo, las preocupaciones giran en torno a un posible débil crecimiento de los socios comerciales, la volatilidad de los precios de las materias primas y un endurecimiento de las condiciones financieras globales.
Por otro lado, una mayor recuperación de la confianza podría impulsar un mayor crecimiento del consumo privado y la inversión. La resiliencia macroeconómica de Perú, respaldada por una deuda pública relativamente baja, abundantes reservas internacionales y acceso favorable a los mercados de capitales internacionales, proporciona un colchón contra posibles adversidades, aunque las incertidumbres persisten.