Por Manuel Miranda– Grerente de abarrotes de Supermercados Peruanos
Estoy convencido que la imagen que uno tiene de las marcas no depende de la empresa que la provea, sino de lo sentido al hacer uso del bien o servicio. No me cabe duda que esta imagen varía por cada persona a pesar de que todos podemos estar influenciados por la mima comunicación, publicidad o comentario de nuestro entorno, lo diferente está en cuan agradable o no haya sido la experiencia como consumidor o cliente.
En agosto pasado, asistí a un evento de licores llamado ALTA GAMA WINEFEST, en un Hotel de Miraflores, organizado por una conocida Licorería de San Isidro. Tenía la idea de ver una exposición de vinos de algunos países y lógicamente la prueba de producto que generaría las ventas ante cualquier síntoma de interés, stands en fila, folletos a granel y por supuesto las degustaciones.
Sin embargo, me encontré con una bienvenida de marcas de empresas que no tenía nada que ver con licores, estaba un banco, una marca de cable, una marca de un supermercado Gourmet, personal calificado dando la bienvenida orientando a los recién llegados y mucha gente. Al entrar al salón, estaban los expositores de las marcas de vinos y champagne y un sistema simple y ordenado para poder degustar los licores que uno deseara; luego, tuve la oportunidad de asistir a una charla de vino cuyos exponentes eran los mismos dueños de los viñedos , (en este caso eran de unos campos conocidos de Argentina ), degustaciones de embutidos y otras cosas más.
En fin, siempre había algo que hacer, y si no, el gusto de encontrarse con gente amiga que acudía al evento para pasar un grato momento.
Podemos pensar que el organizador, fortaleció su marca , pues el asistente que se retiraba del lugar no veía una licorería organizadora de una exposición de vinos y licores, sino que salía reconociendo un negocio de calidad que buscaba el acercamiento de sus invitados ( muchos de ellos clientes ) hacia las marcas que vende. Con esto puedo decir que si somos rigurosos caería bien decir que se posicionó como una boutique del vino, algo muy superior a un vendedor de licores. Sentía que los asistentes disfrutaban la calidad de los productos degustados, del surtido, de la asistencia profesional y sobre todo y clave, del trato personalizado, sea de las marcas o del organizador, esto es lo que el cliente quiere, y dígame usted, ¿no es esto una forma de fortalecer la marca?, ¿no se crea fidelidad?, por supuesto que sí.
La relación compra- lealtad es la piedra angular para toda empresa que busca tener éxito en el mercado que compite. El entender que no vende licores sino conocimientos, asesoramiento, etc., es clave para enganchar al consumidor; es la forma de crear vínculos emocionales que difícilmente puede ser superado por la competencia.
Un evento agradable a la vista, con elegante atención, gusto para presentar los productos, el escuchar conversaciones y encuentros amigables, es lo que se podría decir una experiencia sensorial positiva hacia la marca.
Posicionarse de esta forma es crear una barrera difícil de superar por el competidor o por el que quiera incursionar en este negocio.