El Grupo Gloria, a través de su filial cementera Yura, ha intensificado su apuesta para adquirir una mayor participación en la chilena Cementos Bío Bío (CBB), enfrentándose a la oferta de la estadounidense Mississippi Lime Company (MLC). Ambas empresas están compitiendo por uno de los mayores actores del mercado cementero chileno, lo que ha desatado una lucha estratégica con implicancias regionales.
Inicialmente, Yura presentó una Oferta Pública de Adquisición de Acciones (OPA) por un valor de 1.092 pesos chilenos por acción, valorizando a Cementos Bío Bío en 390 millones de dólares. Sin embargo, esta oferta fue considerada insuficiente frente a la propuesta de MLC, que valoró la totalidad de la cementera chilena en 500 millones de dólares, con un precio indicativo de 1.712 pesos por acción.
En respuesta, el brazo cementero del Grupo Gloria incrementó su oferta a 1.450 pesos chilenos por acción, igualando así la propuesta no vinculante que presentó la estadounidense Mississippi Lime Company y reforzando su interés por adquirir hasta 53 millones de acciones de CBB, representativas del 20,06% de su capital accionario. De concretarse, esta operación llevaría la participación de Yura al 40% de la empresa chilena.
Una competencia estratégica para el Grupo Gloria
Mientras Yura busca consolidarse como un jugador clave en la región, los directores de Cementos Bío Bío han expresado preocupaciones sobre las implicancias de esta transacción. Según señalaron, un aumento significativo en la participación de Yura podría afectar la liquidez de las acciones de CBB, así como impactar en su capacidad competitiva y planes de desarrollo.
Por su parte, el fondo Pionero de Moneda Patria Investments, que posee un 9,68% de las acciones de CBB, calificó de “insuficiente” la oferta inicial de Yura, lo que también habría influido en la decisión del Grupo Gloria de mejorar su propuesta.
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La nueva oferta de Yura tiene un monto total de 76.850 millones de pesos chilenos y estará vigente durante 30 días corridos, desde el 14 de noviembre. Sin embargo, el Grupo Gloria se ha reservado el derecho a prorrogar este período, en caso sea necesario, tal como lo permite la normativa chilena del mercado de valores.
Por su parte, la oferta de MLC, que contempla adquirir el 100% de las acciones de Cementos Bío Bío, continúa siendo la más elevada en términos absolutos. La compañía estadounidense, especializada en productos derivados de cal y otros materiales industriales, ha valorizado a CBB en casi 500 millones de dólares, dejando entrever su interés por expandir su presencia en Sudamérica.
Cementos Bío Bío: una empresa clave en la región
Cementos Bío Bío es uno de los principales actores del mercado cementero chileno, con 264 millones de acciones en circulación. Su propiedad está dominada por la familia Briones, que controla el 41,81% a través de Inversiones Cementeras Limitada, seguida por la familia Rozas Rodríguez (11,9%) y la familia Stein Von Unger (8,29%).
El interés de Yura y MLC por CBB no es casual. La cementera chilena es un activo estratégico, no solo por su posicionamiento en el mercado local, sino también por su potencial para expandirse en otros mercados de Sudamérica.
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El interés de Yura por Cementos Bío Bío surge en un contexto de desafíos para el Grupo Gloria. Según su último reporte, la producción de cemento en Perú disminuyó en un 6,6% durante el tercer trimestre de 2024, debido a una menor demanda interna. Sin embargo, las exportaciones a Chile crecieron en un 0,5%, lo que subraya la importancia del mercado chileno en su estrategia de crecimiento regional.
A pesar de esta leve mejora en exportaciones, la producción de clínker, un insumo clave para el cemento, cayó un 0,3%, lo que refleja los retos operativos que enfrenta Yura. Ante este panorama, la adquisición de una participación mayor en CBB podría ofrecer al Grupo Gloria un respiro, permitiéndole diversificar su base de operaciones y fortalecer su posicionamiento en el mercado regional.
Con dos propuestas sobre la mesa, el futuro de Cementos Bío Bío queda en manos de sus accionistas, quienes deberán evaluar no solo el valor monetario de las ofertas, sino también las implicancias estratégicas de cada una.