El boom de las marcas internacionales que están ingresando a las principales ciudades de la región contrasta con el panorama que se vive en los centros comerciales de Argentina.
Estos malls a pesar de los altos niveles de ocupación de locales -en IRSA Propiedades Comerciales aseguran que tienen lista de espera para Alto Palermo, Abasto y Avellaneda-, están a la espera de poder encontrar un desembarco de un jugador de primera línea mundial en los shoppings, por lo que hay que retroceder hasta mayo de 2008, cuando Starbucks inauguró su primera tienda en Alto Palermo.
La sensación compartida por los empresarios y analistas es que para que se produzca un cambio en la tendencia habrá que esperar por lo menos hasta 2016, con un nuevo gobierno que no sólo implique el fin del cepo importador, sino también una mejora en el clima de negocios.
“Así como en el último tiempo se pusieron de moda Lima o Bogotá, a Buenos Aires también le tiene que llegar su momento de recibir inversiones. Si a H&M le va bien en Uruguay o en Chile, en la Argentina la tiene que romper, pero todo depende de un cambio en el clima inversor, que se puede dar después de las elecciones”, señaló Marcelo Zuliani, gerente comercial de Colliers International, una inmobiliaria especializada en locales comerciales.
Para las marcas internacionales, América del Sur se convirtió en una plaza cada vez más apetecible no sólo por la crisis que enfrentan algunas economías europeas, sino también porque el ascenso de la clase media en mercados como Perú, Colombia o Paraguay se tradujo en un consumo en alza y la apertura de nuevos centros comerciales.
“A diferencia de lo que se ve afuera, hasta ahora acá no hay ninguna marca internacional de peso dando vueltas o analizando alternativas para instalarse en el país”, explicó una fuente de la industria de centros comerciales.
Por ejemplo, el grupo chileno Parque Arauco anunció que este año invertirá US$ 370 millones en la inauguración de shoppings en Chile, Colombia y Perú, mientras que en Brasil, pese al freno de la economía, este año abrirán sus puertas 25 centros comerciales.
El fenómeno de las marcas extranjeras copando la región además no se limita a las líneas más masivas, sino que se repite en el segmento de lujo, indica el portal argentino La Nación.
En forma casi simultánea a la salida de Buenos Aires de marcas como Emporio Armani, Escada o Yves Saint-Laurent, se produjo el ingreso de Burberry en Colombia y Panamá; Ermenegildo Zegna, Versace y Dolce & Gabbana llegaron a Chile y en Sao Paulo se multiplicaron las propuestas de lujo, desde Prada hasta Chanel, pasando por Gucci y Dior.
“La llegada de marcas internacionales provocaría una depuración del mercado, pero también serviría para tonificar las ventas locales. Muchas de las marcas internacionales que están llegando a la región son aspiracionales para el consumidor argentino, por más que afuera son más accesibles”, coincide Sorzana.
La contracara de esta ausencia de marcas internacionales en Argentina alerta en muchos casos que la falta de competencia le puede terminar jugando en contra a la industria de indumentaria nacional.
“En rubros como la indumentaria, la barrera para frenar el ingreso de productos importados, lejos de beneficiar a la industria nacional, a largo plazo puede perjudicarla, porque no le permite desarrollarse en términos competitivos a nivel internacional. Hoy hay marcas argentinas de ropa que podrían crecer con más fuerza en el exterior si se hubieran ajustado para competir localmente con las marcas de afuera”, sostuvo Damián Di Pace, director de la consultora Focus Group.
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