Una imagen típica en América Latina son las “bodeguitas de la esquina”: comercios independientes de venta minorista ubicados en todos los barrios, que van desde quioscos que venden gaseosas y golosinas, hasta tiendas de víveres y productos básicos.
En America Latina, hay aproximadamente 1 millón de estos negocios en Brasil, más de 800 mil en México, 400 mil en Colombia, y más de 400 mil en Perú.
A pesar de la inevitable consolidación del crecimiento de los grandes supermercados como Wong, Plaza Vea, Tottus y Metro, las bodegas de barrio seguirán representando una cuota importante de las ventas minoristas en Latinoamerica y en otros mercados emergentes.
Asimismo, según un estudio de la consultora internacional Kantar Worldpanel, la preferencia de los hogares peruanos por las bodegas crece cada día más.
Por su parte, la Asociación de Bodegueros del Perú (ABP) indica que si bien el sector no ha crecido significativamente, se mantiene a pesar de las trabas y la competencia.
En este contexto, las principales compañías de productos de consumo masivo deben contar con la suficiente escala y con un servicio estandarizado que les permita luchar contra competidores más pequeños y asi obtener retornos favorables.
Sin embargo, cada día se dificulta más a las empresas de consumo masivo obtener ganancias de la venta directa a las bodegas, pues ha aumentado la competencia por el limitado espacio en los estantes de estos locales y el dinero que invierten.
“Para mantener relaciones rentables con las bodegas, las empresas de consumo masivo deben segmentar cuidadosamente la gran variedad de establecimientos a las cuales brindan servicios para así diseñar promociones, exhibiciones, descuentos, incentivos, y enfoques de venta y distribución”, sostuvo Fernando Salazar, ejecutivo con experiencia en áreas de negocios en empresas de consumo masivo, telecomunicaciones, servicios financieros y retail.
Además, algunos fabricantes ya segmentan los puntos de venta con la misma sofisticación con la cual los especialistas en mercadeo segmentan a los consumidores.
“Los fabricantes o distribuidores han logrado entender en qué ocasiones la gente compra en una tienda específica, qué productos les resultan más atractivos que otros, y qué ofrecimientos hacen que los dueños de las distintas bodegas sean leales a un proveedor determinado”, indicó el especialista.
Hoy por hoy, mientras el comercio moderno se dedica más al marketing transaccional, el sector bodeguero se enfoca en el marketing relacional, motivo por el cual el shopper peruano tiene una relación de lealtad con las bodegas, la cual se mantiene y fortalece a pesar del estilo de vida moderno.
Actualmente, los comercios del canal tradicional en el Perú representan cerca del 80% de las ventas de las grandes marcas en el país.