De acuerdo con el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), durante 2022, la inversión a nivel nacional en capital físico ascendió a S/ 142,971 millones a precios constantes de 2007 (+0.9% con respecto a 2021). La mayoría de esta se explicó por la inversión del sector privado, que contribuyó con S/ 115,722 millones (-0.5%), lo que representó el 20.4% del PBI. En contraste, la inversión pública ascendió a S/ 27,199 millones (+7.1%), pero apenas representó el 4.8% del PBI.
La Sociedad de Comercio Exterior del Perú (ComexPerú) incide sobre bajo desempeño de la inversión privada. Esta se situó por debajo de las preocupantes expectativas de crecimiento nulo, debido al deterioro de la confianza empresarial y el menor impulso de la autoconstrucción.
“El menor dinamismo en la inversión privada inclusive llevó a una degradación de las expectativas de crecimiento para 2023, del 1.8% al 1%. Es decir, la incertidumbre política que caracterizó al año pasado logró reducir las inversiones y expectativas de crecimiento para 2023”, precias el gremio.
En ese sentido, es preocupante la evolución negativa del índice de expectativas empresariales de la economía a 12 meses elaborada por el BCRP, que se situó por debajo de los 50 puntos (terreno negativo) durante la mayor parte del año pasado. Desde marzo, este indicador no alcanzaba resultados favorables, con la única excepción en diciembre, cuando brevemente surgieron expectativas positivas sobre la economía, aunque esto desapareció en enero de 2023.
“Inclusive, si comparamos la percepción respecto de periodos previos, en diciembre de 2020 (65.4 puntos), durante la segunda ola de la pandemia, se esperaba que la economía creciera más durante los próximos 12 meses que en el mismo mes de 2022 (54 puntos), debido a la elevada inestabilidad política”.
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De continuarse con estos resultados, no solo se perdería el atractivo de nuevas inversiones, sino que puede sacrificar la ejecución de aquellas ya programadas. Debido a la coyuntura política y el ataque continuo contra las empresas durante los actos subversivos de las recientes protestas, uno de los sectores que más sería afectado es el minero, que depende considerablemente de la inversión privada para continuar operando.
De acuerdo con estimaciones del Ministerio de Energía y Minas (Minem), la inversión minera ascendió a US$ 5,364 millones en 2022 (+1.9%). Sin embargo en diciembre solo alcanzó los US$ 747 millones (-5.7% respecto al mismo mes de 2021), debido a las contracciones en Áncash (US$ 69 millones; -20.8%) y Cusco (US$ 54 millones; -37.8%).
En 2022, la mayoría del crecimiento de la inversión minera se explicó por actividades de desarrollo y preparación (US$ 931 millones; +55.9% respecto a 2021). Es decir, actualmente, el crecimiento de las inversiones del sector depende de aquellas programadas en el marco de la Cartera de Proyectos Mineros 2023, que engloba 47 proyectos por un monto conjunto de US$ 53,715 millones.
Perú depende de la minería formal, resalta ComexPerú
El gremio teme por estos planes ya que todavía no se inician. Apenas cinco están en etapa de construcción, los cuales solo representan S/ 2,226 millones de lo programado (4.1% del total). El resto de los proyectos, que en conjunto suman US$ 51,489 millones, todavía no comienzan a ejecutarse. Se puede postergar el inicio de operaciones si la inestabilidad política se agrava.
Esto se agudiza en los 16 proyectos en etapa de prefactibilidad (US$ 20,910 millones en conjunto; 39% de la inversión total) y los ocho en etapa conceptual (US$ 12,092 millones; 22% del total). Es decir, más del 60% de la cartera de proyectos mineros continua en etapas iniciales de inversión, lo cual implica que estas inversiones son más susceptibles y podrían perderse en casos extremos.
Entre los departamentos con más inversiones mineras en riesgo destaca Apurímac, con US$ 10,069 millones en proyectos en estado de prefactibilidad, que representan el 98.7% de la inversión programada para este departamento. El segundo en esta lista es Cajamarca, con US$ 11,000 millones (59.5% del total departamental) en proyectos en estado conceptual y de prefactibilidad.
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Otro aspecto por considerar es que la pandemia generó un aumento considerable en el riesgo país de la economía peruana y del resto de países en Latinoamérica. No obstante, desde comienzos de 2021, el riesgo país del Perú mantiene una tendencia al alza que no solo responde al comportamiento de la región, porque inclusive aumentó durante periodos en los cuales el promedio de América Latina no lo hizo.
Como consecuencia, el Diferencial de Rendimientos del Índice de Bonos de Mercados Emergentes (EMBIG, por sus siglas en inglés) del Perú aumentó un 44.7% durante el primero de enero de 2021. Además, el 15 de febrero de 2023 alcanzó los 191 puntos básicos, lo cual superó el incremento del promedio latinoamericano a 428 puntos básicos (+10.9%), de acuerdo con el BCRP.
Si bien el Perú todavía se posiciona como uno de los países con menores niveles de riesgo en la región, es importante destacar que antes de la pandemia registraba el nivel más bajo, mientras que actualmente ocupa el segundo puesto, por detrás de Chile, según cifras del BCRP.
“Entre los factores que explican esta pérdida de competitividad, destaca la inestabilidad política que, tras acentuarse en los últimos meses del año pasado, provocó una degradación de la perspectiva de calificación de riesgo del Perú por parte de la agencia calificadora Moody’s de estable a negativa, a finales de enero de 2023. Esto implica que la percepción de inestabilidad ya no es solo reconocida por inversionistas locales, sino también por extranjeros”, detalla el gremio.
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Esta situación afecta directamente el desarrollo de la inversión extranjera directa, que ha totalizado US$ 30,191 millones al cierre de 2022, de acuerdo con la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión). La mayoría de estas inversiones fueron destinadas al sector minero (US$ 6,917 millones; 22.9% del total), pero también beneficiaron ampliamente a los sectores finanzas (US$ 6,583 millones; 21.8% del total) y comunicaciones (US$ 5,521 millones; 18.3% del total), entre otros.
Es indudable que, la inversión privada es sumamente importante para el crecimiento del país, pues sin ella no se puede mejorar el desempeño de los sectores productivos. Sin embargo, la crisis política amenaza el desarrollo de nuevas inversiones en los próximos meses, con lo cual se crecería menos del 1% estimado por el BCRP para 2023. “Dos años consecutivos con crecimiento nulo o mínimo en la inversión privada provocarían una pérdida de competitividad internacional del país difícil de recuperar”, enfatiza ComexPerú.