El gobierno japonés apoyó hoy a la empresa nipona Toyota Motor después de que el presidente electo Donald Trump amenazó con imponerle altos aranceles aduaneros si sigue adelante con la anunciada inversión de 1.000 millones de dólares para construir una nueva planta en la que se ensamblaría los autos Corolla, en el estado de Guanajuato, en México.
Dos altos funcionarios del gobierno japones como el ministro portavoz del Ejecutivo, Yoshihide Suga, y el ministro japonés de Economía, Comercio e Industria, Hiroshige Seko, expresaron la posición de Tokio ante la advertencia que lanzó Trump a Toyota y que también alcanzaron a empresas de otro origen como General Motors, Ford y Carrier.
“Toyota ha estado intentando ser un buen ciudadano corporativo para los Estados Unidos”, dijo Suga, en declaraciones a la agencia de noticias Kyodo.
Seko por su parte comentó sobre el aporte laboral de las empresas niponas del sector automotor en la primera economía del mundo. “Los fabricantes de vehículos japoneses están haciendo importantes contribuciones en términos de puestos de trabajo en Estados Unidos. Es importante que sus esfuerzos y resultados se reconozcan ampliamente”, señaló Seko, y agregó que “es una cuestión de una empresa privada, pero el Gobierno está dispuesto a apoyarla”, advirtió el titular de Economía.
Como se sabe, Toyota empezó a construir en noviembre una nueva planta en Guanajuato, México, donde produciría a partir de 2019 hasta 200.000 unidades al año del modelo Corolla, el segundo modelo más vendido en Estados Unidos, en la categoría de autos compactos, y que actualmente se produce en plantas de Mississippi, en el país, y en Cambridge, en la vecina Canadá.
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El origen del problema
El día de ayer Trump hizo un anuncio en su cuenta en Twitter:
“Toyota Motor dice que construirá una nueva planta en Baja, México, para producir autos Corolla para los Estados Unidos. ¡DE NINGUNA MANERA! Construya la planta en Estados Unidos o pague un gran arancel aduanero”, fue el ultimátum que lanzó ayer Trump a Toyota a través de su cuenta de Twitter.
Esta nueva amenaza ocurrió después de que el martes Trump hizo lo mismo con General Motors (GM) si mantiene la producción en México del compacto Chevrolet Cruze Hatch que luego es exportado en pequeñas cantidades a Estados Unidos. Ford anunció el mismo día que cancelará una inversión de 1.600 millones de dólares en México.
Sobre esta situación salió a hablar otra automotriz, Renault-Nissan. El jefe de la alianza Renault-Nissan, Carlos Ghosn, declaró que los fabricantes de automóviles terminarán adaptándose a las reglas del juego que imponga el nuevo gobierno estadounidense.
“Somos pragmáticos, nos adaptaremos a las nuevas reglas sin importar la situación, con la condición de que sean las mismas reglas para todos”, dijo Ghosn en una conferencia de prensa en el salón de la electrónica (SEC) en Las Vegas.
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