Hace unos días visite el cusco y me encontré con amigos ligados a la agro exportación y comercialización interna de sus productos.
Comentábamos que Perú pasó de exportar algunos productos del agro a la diversificación, de lo tradicional a lo no tradicional, productos como la cañihua, camu camu, ñuña, paprika, mango, quinua, palta; entre otros, se colocan en el mercado internacional.
¿Qué hacemos hoy de diferente que no hacíamos antes? Hoy somos conscientes de la biodiversidad que nuestro país tiene, los empresarios participan en ferias internacionales donde muestran las bondades de nuestros productos , a esto le agregamos el boom de nuestra gastronomía hoy difundida en todo el mundo y la apertura de nuevos y mayores mercados gracias a los TLC firmados por diferentes gobiernos, tal es la dinámica que según lo manifestado por entidades de gobierno el crecimiento del agro en los últimos 10 años ha sido mayor al promedio del crecimiento de nuestra economía.
Hablar del agro era hablar de comunidades de bajos recursos que siempre fueron explotadas, de precios bajos porque siempre había un intermediario y acceder al consumidor final era casi imposible, hoy existe una clase empresarial comprometida que emerge de las mismas regiones, profesionales especializados orientados a dar valor agregado o a abrir mercado, empresas que dan oportunidades a las pymes que se encuentran en su zona de influencia y así mejorar la calidad de vida de las familias.
Todo suena bien pero no todo es color de rosa, el tema de hoy es el tipo de cambio y como afecta al agroexportador.
Hay un incremento en los costos de producción generado por las tarifas de energía, precios de combustibles , transporte y otros que sumados a la baja del tipo de cambio lleva a disminuir el ingreso de los que viven del agro, pero ¿Qué hacer?
Somos un país que no le teme a las crisis, ya varias generaciones las han enfrentado y con éxito , de lo contrario, no se hubieran creado las bases para crecer de forma sostenida por más de ya casi 20 años.
Ahora no solo tenemos mercado externo, también un interno fortalecido, que demanda productos para todas las edades, estilos de vida de gente que ha accedido al mercado laboral mejorando su calidad de vida.
Miremos los productos que el ingenio del peruano comercializa en los mercados y no me refiero solo a los de Lima, visitemos los de Huancayo, Juliaca, Puno, Chincha, Cusco, existe una propuesta andina con valor nutricional inmejorable que ya lo quisieran tener mercados de otras latitudes.
Imaginemos que un líder de opinión aparezca en un spot publicitaria con uno de estos productos andinos trabajados con marca, empaque, anunciando sus propiedades alimentarias ; que salga en los tiempos del incanato el Inca y su familia consumiendo quihuicha y que luego aparezca un chef reconocido mostrando un plato gourmet con el mismo ingrediente.
El cóndor pasa fue famoso primero por escucharse en otro país, ¿Hay que esperar que nuestros productos andinos sean reconocidos mundialmente porque en algún país alguna empresa vio los beneficios nutricionales que tienen? ¿Qué nos sigan vendiendo maíz andino en forma de corn flake?
La nueva corriente está ahí, y se llaman productos andinos, pero no el de venta a granel, me refiero al que tiene valor agregado, al mejorado, el que compite con otros productos que no tienen valor alimenticio similar.
Cuando hablamos de que debemos de preocuparnos en dar salud no nos enfoquemos necesariamente en los servicios médicos o de prevención, miremos la calidad de alimentación que hay en nuestros productos nativos, esta es la fortaleza para su éxito. ¡Otra gran oportunidad de seguir creciendo en nuestro querido país!