Todos hemos presenciado esta epidemia tecnológica: llevamos una cámara profesional a un paseo para despertar ese fotógrafo que tenemos adentro. Luego llegamos a casa, pero nos olvidamos de descargar todas esas fotos maravillosas que tomamos.
O peor, nuestros amigos ya han inundado facebook con sus fotos hechas con celulares y ya no nos molestamos en bajar las nuestras porque, aunque superiores, creemos que ya es tarde.
Este tipo de situaciones ha creado una crisis para las cámaras digitales. Las ventas globales de estos aparatos han caído a casi la mitad desde 2010, según la Camera & Imaging Products Association.
Los fabricantes de cámaras están sintiendo al fin la amenaza del smartphone: los modelos más modernos pueden transferir de manera inalámbrica fotos a celulares o tabletas, desde donde se puede editar y compartir la toma de manera instantánea.
La mayoría permite incluso ver a través del visor de la cámara de manera remota desde un teléfono, lo que es perfecto para cuadrar tomas grupales.
Por ello, en esta nota probaron las capacidades inalámbricas de cámaras de precios medios de Canon, Leica, Nikon, Samsung y Sony con teléfonos Android y iPhones.
Hay muchos factores para tomar en cuenta a la hora de escoger una cámara, especialmente la calidad de la imagen y el precio. No obstante, se llega a un punto en que es necesario considerar también la conectividad y su facilidad de uso. Todas las cámaras que he mencionado permiten transferir imágenes de manera inalámbrica a un teléfono, pero no todas lo hacen fácilmente.
Las cámaras más “inteligentes” que se encuentran en el mercado fueron las de Samsung. La NX30, de lentes intercambiables y que se vende por US$1.000, tiene una pantalla táctil que permite seleccionar fotos y teclear fácilmente, e incluye la tecnología inalámbrica NFC para acelerar la conectividad con un teléfono.
También puede hacer más sin un smartphone que sus rivales, incluyendo enviar fotos por e-mail o subirlas directamente a Facebook, Flickr y Dropbox.
Sony también está probando formas de aprovechar el smartphone: su QX100, con un lente de calidad SLR con un sensor incorporado que cuesta US$500, puede adherirse a la parte delantera de cualquier teléfono inteligente, utilizando su pantalla y conexión inalámbrica para sacar fotos y compartirlas.
Estas “frankencámaras” son experimentos interesantes, pero sigo creyendo que las buenas cámaras tienen su propia razón de ser.
La NX30, al igual que los otros modelos no intenta ser un teléfono o una tableta, pero sí quiere ser la mejor amiga de tu teléfono. Algunas empresas están dando en el clavo: cualquier ayuda que puedan proveer para descargar las fotos de las cámaras hace que ambas sean más valiosas.