Las pandemias como el COVID-19 tienden a permitir categorías de negocios completamente nuevas en los diferentes mercados del mundo.
De acuerdo a la historia, tanto las pandemias como las recesiones son aceleradoras de la innovación en lugar de ser causas directas de la misma.
Algunos de estos cambios son respuestas directas a corto plazo a las crisis y volverán a niveles normales una vez que se contengan, como se espera con el COVID-19.
Sin embargo, algunos de estos cambios continuarán, creando una interrupción digital a largo plazo que dará forma a las empresas en las próximas décadas.
A corto plazo, el suministro de varios productos esenciales se ha visto interrumpido y la demanda de diversos productos y servicios se ha reducido. Si esto continúa, el Covid-19 podría afectar negativamente al PIB mundial.
Además, estas terribles pandemias tienen un impacto directo en las dimensiones biológicas, psicológicas y económicas del mundo.
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RECIENTES PANDEMIAS Y CRISIS FINANCIERAS
La pandemia de SARS de 2002-2004 catalizó el crecimiento meteórico de una compañía de comercio electrónico entonces pequeña llamada Alibaba y ayudó a establecerla a la vanguardia del comercio minorista en Asia.
Este crecimiento fue impulsado por la ansiedad subyacente en torno al viaje y el contacto humano, similar a lo que vemos hoy con Covid-19.
Las crisis financieras de 2008 también produjeron sus propios efectos secundarios disruptivos. Airbnb y Uber se dispararon en popularidad en todo el oeste, ya que las crisis de alto riesgo significaron menores ahorros e ingresos para las masas, lo que obligó a las personas a compartir activos en forma de habitaciones libres y viajes en automóvil para cubrir el déficit.
Las crisis, como las recesiones económicas y las pandemias, cambian la trayectoria de gobiernos, economías y empresas, alterando el curso de la historia.
Hoy en día, el impacto psicológico se puede observar en los mercados bursátiles de todo el mundo: los inversionistas desconfían del futuro ya que la información sobre la propagación del Covid-19 y su impacto en la productividad global es, en el mejor de los casos, incompleta y, en el peor, incorrecta.