La movilidad ha complicado enormemente la venta minorista. No hace mucho tiempo “ir de compras” significaba tiendas “físicas” en las que los clientes recorrían pasillos y miraban estanterías en busca de objetos que les pudieran interesar, y en los que los minoristas ofrecían atractivos expositores, precios competitivos, servicio personal, conocimientos e información.
Volviendo a la a la actualidad vemos que todo ha cambiado. Ir de compras continua siendo ir de compras, pero la manera en que los clientes encuentran los productos y los compran es radicalmente distinta.
Ahora el comercio es “Mobile” — visto como una extensión natural de la era digital. Los consumidores utilizan de forma habitual “smartphones” y “tablets” para buscar productos y precios online, frecuentemente en establecimientos de la competencia, e incluso mientras físicamente se encuentran comprando en una tienda.
Es otro cataclismo para los minoristas con “tiendas físicas” que sólo recientemente, después de la revolución del e-commerce, recuperaron su rumbo. La movilidad (Mobility) ha perturbado aún más el panorama.
En vez de permanecer ligados a ordenadores fijos y a voluminosos portátiles, los consumidores se han fortalecido con recursos, oportunidades y experiencias online para ir de compras, a cualquier lugar y en cualquier momento; y esperan que los retailers se mantengan a la altura.
El nuevo reto de los minoristas es aprovechar la capacidad y el potencial de comercio mobile (m-comercio). Si superan con éxito este reto, sus tiendas se transformarán en “centros de experiencia” en los que las tecnologías digitales reforzarán las estrategias de siempre.
La “Mobilidad” toma gran importancia
Según la firma de consultoría independiente, IHL Group, el paso hacia la integración de los canales de venta no ha dejado de ser sorprendente. Ha sido identificado como la primera prioridad de los minoristas en los años 2012 y 2013.
El principal cambio para este ascenso espectacular ha sido la revolución “mobile”, que ha puesto mayores desafíos a los minoristas. Ha obligado a que las “marcas” reconsideren la forma en la que sus tiendas interactúan con los clientes.
La difusión de los dispositivos móviles – junto con la gran penetración de las tecnologías digitales – ha cambiado de manera fundamental la percepción de lo que es “estar online”. Lo que una vez fue considerado como una experiencia única, actualmente se encuentra totalmente integrada en la vida diaria, como evidencia, el espectacular aumento de las subscripciones a móviles y los dispositivos de los usuarios.
El compromiso con la “movilidad” y con Internet son cada vez menos la excepción y más la regla. De modo que no sorprende que los consumidores esperen que las empresas generen experiencias similares a Internet en cada punto de reunión.
Para los minoristas “físicos”, una de las formas más eficaces de hacer esto es implantar sistemas de alto impacto, visualmente envolventes, que impliquen a los clientes, fortalezcan a las tiendas, y den lugar a ventas.
Actualmente la “movilidad” domina las expectativas del consumidor y, por consiguiente, los planes de inversión en la tienda. Para satisfacer las expectativas del consumidor y mantenerse competitivo, los minoristas están reconociendo la necesidad de incorporar el actual estilo de vida móvil a la experiencia en la tienda real.